martes, 31 de agosto de 2010

El imponente Crac de los Caballeros

En un fin de semana de viajecitos por Siria he visitado dos sitios que me han encantado. Por un lado, de camino a Tartous, muy cerca del Mediterráneo y aún más de la frontera con Líbano, está el Krak des Chevaliers, por otro, más cerca de Damasco y en pleno desierto, el monasterio de Deir Mar Mussa. Hoy os cuento el primero, y ya os deleitaré con Deir Mar Mussa otro día ;)


El Krak des Chevaliers (Castillo de los Caballeros, o Crac de los Caballeros) es una fortificación construida en 1031 para el emir de Aleppo y ocupada por cruzados a finales de ese siglo, durante la primera cruzada, hasta que la abandonaron para seguir su camino hacia Jerusalén. 


Los caballeros Hospitalarios fueron sus siguientes inquilinos. La resconstruyeron y agrandaron, y llegaron a vivir más de 2,000 hombres en ella. Sus almacenes para alimentos y animales eran tales que se estima podrían haber sobrevivido durante cinco años a un sitio del enemigo. 


El Crac es considerado un ejemplo de perfección cuando se trata de fortificaciones medievales. De hecho, nunca jamás fue asediada con éxito y sólo cayó en manos del enemigo cuando sus ocupantes fueron engañados.


Fue Baibars quien ideó el plan que hizo caer a los Hospitalarios, falsificó una carta del comandante de las cruzadas en Trípoli pidiendo a sus hombres que se entregasen, y así lo hicieron. Fue precisamente Baibars quien convirtió la capilla del Crac en mezquita, tal vez la única prueba de que el Crac no sólo fue ocupado por Cristianos.


Os cuento todo esto cuando en realidad lo que quería deciros es que el Crac es una pequeña maravilla. Está tremendamente bien conservado, sobre todo teniendo en cuenta que hace casi mil años que fue construido. Yo lo definiría como el castillo con el que sueñan los niños, cuando piensan en lo caballeros y sus peleas. Cuando juegan con espadas, ya sean de plástico o de madera. El castillo en el que las niñas se creen princesas, y esperan en la torre a su príncipe.


No sé si alguna vez vivió alguna mujer en el Crac o si eran sólo los cruzados, aunque hay una torre que se llama “torre de la hija del rey”. A mi no me husbiese importado despertarme por las mañanas aquí y tener unas vistas como las que veis a continuación al otro lado de mi ventana.


Ya lo dijo Lawrence de Arabia, éste es probablemente “el castillo de los cruzados más bello del mundo”.

 


 * Fotos tomadas por la elfa, excepto esta última
 
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viernes, 27 de agosto de 2010

Derviches Giratorios

He visto un espectáculo de derviches que me ha dejado atónita y completamente fascinada. Hasta entonces no sabía nada de ellos, y de hecho pensaba que era un simple baile. Si me dais 5 minutos puedo contaros algunas curiosidades así como los detalles más básicos y sorprendentes.



Los derviches son miembros de una cofradía musulmana de la rama sufí, la más mística (respeto, tolerancia y amor) y ascética (indiferente a los bienes materiales así como al placer y bienestar, principalmente por motivos religiosos).

En general les conocemos por su danza sagrada en la que al ritmo de oraciones y de la repetición constante del nombre de Alá– la illa-ha illa' llah – los derviches giran hasta entrar en trance, hasta alcanzar la unión con su dios, la fusión del todo. Giran siempre de derecha a izquierda, emulando el movimiento de los astros en el universo, también como la sangre circulando alrededor del corazón. 




Y es que como escribe Berta Gómez, el movimiento es la esencia de la vida, es su constante. Desde los átomos a los planetas pasando por la propia vida humana y sus circunstancias. Y ese movimiento suele ser circular, no sólo por la tendencia a completar ciclos sino por su tendencia a lo entero. Por eso si se quiere participar de la energía universal uno de los métodos es girando. 


Hay quien asegura también que al igual que en muchos experimentos químicos se aplica un movimiento rotativo rápido para separar unos materiales –o componentes- de otros. En este caso se utiliza para separar lo consciente y superficial de lo místico.

Durante el baile, o su búsqueda del trance, las manos adaptan posiciones simbólicas: la derecha levantada con la palma hacia fuera, hacia Dios, hacia los bienes que nos regala. La mano izquierda mira hacia el suelo, la tierra, por un lado para adquirir su riqueza y sostenibilidad, por otro para transmitir los obsequios y dones de dios a la humanidad. Los darviches se convierten así en ejes transmisores.


Pero no sólo los movimientos son simbólicos, aquí todo lo es. Incluso el gorro que llevan, que representa la necesidad de limitar sus egos porque sólo así podrán conectar con dios y con el universo. La falda es por un lado una representación de una mortaja que envuelve un cuerpo inerte, por otro el cielo.

Además, hay siempre un maestro y éste simboliza el sol. Hay momentos en los que simplemente se queda de pie, en el centro del círculo, mientras sus discípulos giran a su alrededor como los planetas y el sol. Él es otro eje.

Cabe destacar que aunque su baile se ha convertido en espectáculo, sólo lo es para el público. Los derviches en general aseguran no ser conscientes de la presencia del público mientras giran, y añaden que no pueden meditar ni concentrarse si reconocen la presencia de otros mientras giran. De hecho mientras bailan su mirada parece perdida en el horizonte, o tal vez al contrario, muy dentro de ellos mismos. Y es que el giro busca entre otras cosas el éxtasis, la comunión con dios, y esto va mucho más allá del mero espectáculo, con lo cual lo hacen para si mismos, no para el público.



Por cierto, que es posible que el espectador entre en trance con los derviches. Si hubiese estado rodeada de menos gente y menos luz, no dudo que me hubises ocurrido a mi.


 * Fotos tomadas por la elfa, excepto la última
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lunes, 16 de agosto de 2010

Los Altos del Golán

Llegas a Kuneitra y de pronto parece que estás en 1974 e Israel acaba de abandonar la ciudad y pueblos vecinos de esta diminuta zona de Golán, que ocupó 7 años antes durante la guerra de los seis dias. A día de hoy es la úncia ciudad de la zona que el Gobierno sirio no ha reconstruido. Y es que los israelitas la destrozaron y derrumbaron todo aquello que pudieron justo antes de irse.

Es escalofriante.




Quedan dos edificios en pie, y uno a medias: una iglesia y el hospital (permanecen los muros exteriores y algún tabique interior así como la escalera y los suelos – cabe recordar que los hospitales son zonas que no se ataca en caso de guerra); a medias está la mezquita, a cuyo minarete se puede subir para apreciar las vistas de lo que parece ha quedado tras un terremoto, o incluso tras una potente bomba.

Es escalofriante.


 

 

El resto, todo, está completamente destruido. Es triste y sorprendente, pero sobre todo es inquietante ver los tejados de las casas derrumbadas a la altura del suelo, paredes con tantos agujeros de bala que parecen un colador.

Es escalofriante.



Sin duda alguna el hecho de que el Gobierno haya optado por dejar la ciudad así, en semejante estremecedor estado, es una estrategia política, esa que recuerda de qué es capaz el vecino, el invasor, el asesino. También recuerda a los sirios que quedan muchos pueblos y muchos sirios encerrados aún en el resto de los Altos de Golán que los israelitas ocupan desde 1967. 


 

 
Y es que la zona tiene una importancia estratégica clave para Israel: por un lado llega a tener una altitud de casi 3,000 metros, lo cual permite vigilar las zonas aledañas fácilmente; por otro cuenta con el Mar de Galilea y el río Yarnuk, que proveen a Israel con entre el 15 y 30% del agua que consume. Además, representa un porcentaje muy elevado de su agricultura.

Siria nunca firmará un tratado de paz con Israel hasta que le sea devuelto su territorio, y viendo cómo dejaron Kuneitra está claro que yo les apoyo.

  
 


 * Fotos tomadas por la elfa
     
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miércoles, 11 de agosto de 2010

Conciertos en Damasco

Han sido unos días cultureta en Damasco, y he podido asistir a dos conciertos de músicos locales en la Citadela de Damasco, un decorado único, aunque el sonido deja mucho que desear. 



Por un lado Marcel Khalife, músico Libanés de reconocido prestigio internacional, así lo indican los muchos galardones y premios que ha recibido en muy diversos países, así como sus más de cien conciertos fuera de la región: en Europa, América y Asia.



Marcel ha recorrido el mundo defendiendo aquello en lo que cree: la libertad y la democracia, y aunque hace años que vive en Paris él es ante todo un ciudadano del mundo que no olvida sus raíces. El Líbano corre por sus venas, como él dice. Canta en árabe, y aunque me hubiese gustado entender la letra de sus canciones es cierto, como bien sabemos los españoles, que cuando se trata de música no hace falta entender las palabras para captar su significado y sobre todo su intensidad. El público Sirio no es el más animado del mundo, pero en más de una ocasión consiguió ponerles a todos en pie para cantar con él y su banda.



Marcel es un músico peculiar, virtuoso del laúd que empezó a tocar desde muy joven. Sus primeros encuentros con la música fueron en la iglesia a la que acompañaba a su madre de niño, las voces de los coros cristianos, aunque hay una innegable influecia de la música árabe y musulmana en su estilo, y él recuerda que desde niño le marcó la llamada a la oración de los imanes, esa música de la que he hablado aquí antes. 


Es un músico social muy involucrado con la lucha palestina, pero no tiene vínculos familiares con este pueblo. Fue de niño cuando tuvo su primer contacto con ellos, pasaba de camino al conservatorio por zonas de refugiados palestinos y se preguntaba por qué eran tan pobres y por qué vivían en condiciones tan lamentables, por qué tanta miseria. Entonces descubrió el conflicto y desde muy pronto sintió que debía contribuir de alguna forma a cambiar su destino. Se involucró por completo con la causa palestina y de hecho la mayoría de sus canciones son adaptaciones de uno de los más grandes poetas palestinos, Mahmoud Darwish.


El segundo concierto al que he asistido ha sido el de Lena Shamamyan, cantante siria de origen armenio, joven, guapa, y que tiene una voz impresionante! Acompañada de una banda de jazz, ella también defiende los derechos de los palestinos –aunque su música no sea social como la de Khalife- y de hecho este concierto era para ellos. 


Varias cámaras de televisión grababan su música y la emitían en directo en Ramala, las ganancias del concierto van destinadas al pueblo palestino, y había también un músico palestino acompañándola en un par de canciones. De esto no teníamos ni idea hasta que empezó el concierto. 



La música de Lena es tranquila, aunque su voz transmite como la más dinámica. Parece mentira que una cara tan dulce pueda tener tanta fuerza. 

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miércoles, 4 de agosto de 2010

Un fin de semana cualquiera en Damasco

Tal vez te preguntas cómo es un fin de semana en Damasco y la verdad es que se parece más a un país occidental que cualquiera de los países árabes o asiáticos que conozco. Es más, esta es una cultura mediterránea en muchos sentidos. Por ejemplo a los sirios les gusta pasar tiempo con sus amigos y su familia, y siempre encuentran tiempo para los dos.

Las noches suelen empezar de forma tranquila, primero cena, luego se fuman un narguile, y después lo normal: copas en bares y discotecas. A mi me gustan las terrazas que están en los tejados, rooftops como dicen aquí usando el vocablo norteamericano, porque las vistas de la ciudad son maravillosas de noche, y me gusta uír del aire acondicionado y disfrutar de la brisa nocturna, cuando la hay.

Los cafés en los que tienen narguiles no suelen servir alcohol, y las verdad es que una cosa no va con la otra. El narguile es la pipa clásica árabe en la que se fuma tabaco, nada de drogas, y es bastante relajante, yo creo que porque te deja el cerebro atontado, y es que una pipa es como fumarse media cajetilla de tabaco, sin parar, durante un par de horitas. Vamos, una joya para la salud. Aquí lo fuma todo el mundo, ricos y pobres, hombres y mujeres, adultos y adolescentes (¡incluso niños!¬¬). Sin embargo en los bares y discotecas si no sirviesen alcohol no habría nadie.

Salir en Siria no es barato, de hecho la vida en general no es barata, la inflación está por los cielos, y lo normal es pagar entrada con derecho a una consumición alcohólica o dos refrescos, por unos 12 euros. El fin de semana pasado salimos con un grupo de amigos y teníamos una mesa reservada, que sale a unos 35 euros por persona con derecho a tres copas. Sobra decir que estos precios sólo se los pueden permitir los extranjeros y la gente bien. Eso sí, en las copas echan un chorro diminuto de alcohol, no sé si para ahorrar, para que consumas más, o con un objetivo algo más noble: que la gente no se emborrache.

Muy al estilo mediterráneo, no esperes encontrarte los bares muy llenos antes de medianoche. Aqui es como en España, parece que siempre es pronto para salir, y aún más pronto para volver a casa a dormir. No tengo del todo claro a qué hora cierran los sitios porque nunca me he quedado hasta el cierre, y es que ya no estoy acostumbrada a estos horarios. ¿Me estaré haciendo mayor?

Las mujeres, como he comentado aquí en otras ocasiones, se arreglan mucho para salir y sin duda se toman su tiempo para ello: el pelo perfecto, el maquillaje también. Pero los hombres no son menos y van bien vestidos, como manda la etiqueta de las discotecas y la obligación social. Si eres alguien se tiene que notar. La moda es muy occidental, ellas con vestidos, taconazos casi todas, bailarinas algunas; ellos con vaqueros, camisa y zapatos, nada de deportivas o sandalias. Ellas son guapas y muy seductoras, sobre todo cuando bailan.

Es de lo más normal ver a grupos de expatriados* mayores sentados, copa en mano, mirando fijamente a los sirios bailando, y a éstos parece gustarles, digo yo que también por eso ponen tanto empeño en estar guapos.

(* En mi familia se parten de risa con este término, pero no encuentro uno mejor porque extranjero no connota exactamente lo mismo. El expatriado es el que vive aqui, normalmente por razones de trabajo, mientras que un extranjero puede ser simplemente un turista.)

A los sirios les encanta bailar y lo hacen como profesionales. Deben llevar el ritmo en la sangre, como los latinos, y no tienen vergüenza alguna, se mueven por la pista tranquilamente y desplazan al de al lado si éste se deja. Mueven las caderas como Shakira, de origen libanés, pero el movimiento de manos, brazos y cabeza hace parte innegable de su baile.

La música es un popurri, de todo, ritmos árabes pero también disco y por supuesto salsa. ¡Cuánto les gusta la salsa! Y por alguna extraña razón siempre creen que a mi también, pero nada más lejos de la realidad. Además, viéndoles a ellos no me atrevo ni a intentarlo.

Damasco es una ciudad extremadamente segura y puedes caminar por la calle a cualquier hora del día o de la noche, incluso cuando estás sola. Los taxis siempre intentarán timarte si eres extranjero pero si insistes un poco usarán el taxímetro, y después basta con que les des una pequeña propina. De todas formas un taxi te lleva al lado opuesto de la ciudad por tres euros.

Así que si un día decides venir a Siria, asegúrate de guardar algo de energía para las noches, ¡te hará falta! Pero no te preocupes, las mañanas de los fines de semana las pasan durmiendo, y a esto reconozco que ¡no me ha costado acostumbrarme!
   
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