sábado, 25 de agosto de 2007

Los Orangutanes de Borneo













Este es el diario de un apasionante viaje a la jungla de borneo en busca de Orang Utanes. Hace días
que quiero escribir este “post”, pero nunca encuentro el momento, ni las palabras. Después de darle muchas vueltas, hacer bocetos en mi PDA, organizar ideas en mi cabeza…. He decidido hacer lo de siempre: un “post” espontáneo, en el que pienso escribir lo que pasa por mi mente, sin que me preocupe si está muy bien escrito, regular, o fatal. Porque este post es mucho más que palabras, es la descripción de una experiencia indescriptible, aunque voy a intentar dejar los sentimientos a un lado, para que sea un poco más fácil.

El viernes pasado, 17 de agosto, aprovechando que era festivo (Día de la Independencia de Indonesia) nos decidimos a hacer un viajecito de aventura. (Antes de viajar pasamos por varios días de preparativos, una pesadilla! Como el viaje era a la jungla en Kalimantan donde la malaria es ya parte de la familia, nos recomendaron llevar repelente de mosquitos y pantalones y camiseta de manga larga. Y aquí empezó nuestro mal sueño! Encontrar una camiseta de manga larga en Indonesia, que no tenga escote, ni cositas bordadas, es imposible!)

El viernes por la mañana volamos de Jakarta a Semarang (también en Java), donde cogimos un segundo vuelo a Pangkalan Bun, en Central Kalimantan (muy al sur). Un viajecito de 20 minutos en coche para después embarcarnos en un klotok, un barquito que durante tres días se convirtió en nuestro medio de transporte, casa, restaurante y biblioteca.

Tres amigos, tres guías, tres reservas de orang utanes y tres días para visitarlas. Que tendrá el tres?

Los orang utanes (orang=hombre, utan=bosque en indonesio) son esos simios de largos brazos y pelaje rojizo que tanto se parecen a nosotros. Los orang utanes son nativos de Indonesia y Malasia, pero hoy sólo pueden encontrarse en libertad en las selvas de Borneo y Sumatra (Indonesia). Nosotros estuvimos en Borneo. Los orang utanes, como voy a explicar más adelante, son una especia en vía de extinción, por eso están extremadamente protegidos. La tala indiscriminada en las selvas, principalmente por las grandes multinacionales mineras, han contribuido a destruir su hábitat. Además, las orang utanes sólo tienen hijos cada 7 u 8 años, con lo que su reproducción es difícil.

Las reservas que visitamos tienen tres misiones similares: en la primera se enseña a orang utanes huérfanos a sobrevivir en la jungla, solos o con una madre adoptiva. En la segunda se enseña a orang utanes domesticados a volver a vivir en libertad. En la tercera hay un poco de todo, pero principalmente tratan a orang utanes enfermos o heridos, para después devolverlos a la jungla. Las reservas están en un “parque nacional” en los márgenes del río que separa la jungla de los pueblos aledaños. La primera reserva que nosotros vistamos es también la más pequeña y tuvimos la oportunidad de ver a una madre con su bebé que se acercaron a la plataforma de alimentación. Esto de la plataforma suena fatal, pero no es más que una plataforma de madera en medio de la jungla en la que los “ranger” ponen decenas de kilos de plátanos para los orang utanes. Aquellos que quieren se acercan a comer, y si tienen suerte hasta les dan leche con azúcar.

Resulta que la base de la dieta de los orang utanes es la fruta, y su favorita son… los plátanos, claro, y la leche. Como son muy golosos, le añaden un poco de azúcar a la leche. Resulta curioso pensar que estos animales que llegan a medir entre 1,20m y 2m y pesan de 40 a 120 kilos se alimentan de plátanos y leche!


Algo más de información sobre los orang utanes: las hembras son mucho más pequeñas que los machos, más o menos la mitad en peso y en altura un par de cabezas más bajitas. Los orang utanes no viven en manada, en contra de lo que muchos piensan. Los machos y las hembras se juntan para “hacer bebés” (sí, sí,, esto también lo hemos visto en vivo y en directo).

Los machos adultos (a partir de los 15 años) pasan la mayor parte del tiempo solos, generalmente en el suelo o ramas no muy altas. Los machos son muy posesivos y cuando llegan a una cierta edad y tamaño eligen entre desafiar al macho dominante (lucha a muerte) o buscar un nuevo territorio. Las hembras no forman grupos aunque viven en zonas comunes. Cuando una hembra tiene unos 7 u 8 anos está preparada para tener un hijo. El embarazo dura 9 meses (quien crea que no nos parecemos a ellos que lo diga, yo invito al viaje a Borneo) y es muy raro que una hembra tenga un embarazo múltiple. La madre vive con su hijo hasta que éste llega a la adolescencia o edad de reproducción, que para las hembras ya he dicho son los 7 años. Sólo entonces, cuando el bebé se emancipa, la madre está preparada para tener otro embarazo, lo cual no significa que vaya a tenerlo inmediatamente.











La visita a la
tercera reserva (Camp Leakey) fue realmente impresionante. Lo vimos todo! Al llegar nos esperaba un orang utan adolescente que encontraron malherido hace unos años y que no llega a adaptarse por completo. Le gusta estar cerca de los humanos, aunque no tiene problemas para estar por la selva. A sólo unos metros, una madre y su bebé. Además tres monitos simpáticos, de esos de pelaje grisáceo, pequeñitos y con cola (se llaman gibones). Y para completar la escena, un par de jabalís! Los gibones son rápidos y ágiles, muy amistosos, siempre cerca de los visitantes.

Cuando nos adentramos en la selva empezó a tronar y los rayos no hacían más que confirmar lo que nos temíamos, tormenta! Por suerte pudimos llegar a una de las plataformas de alimentación (otra vez esta palabreja) y ver a varios orang utanes de distintas edades interactuar. Las madres con bebés raramente comen con el resto, más bien comen cuando los demás están a una distancia considerable, y cuando saben o intuyen que otro orang utan se acerca recogen tantos plátanos como pueden, se los meten en la boca sin pelar (15, 20 plátanos!) y vuelven a trepar a un árbol donde, ahora sí, se comen los plátanos.


Creo que no he comentado que estos simios pasan la mayor parte de su tiempo en los árboles, tranquilamente en una rama o trepando y saltando de rama en rama. También duermen en los árboles, en nidos que preparan con ramas y hojas. Parece increíble pero ramas finas como brazos sujetan sin problema el peso de los orang utanes.

Volviendo a la plataforma de alimentación (ya hasta me hace gracia), en un momento dado aparecieron dos orang utanes de la mano, tierna imagen a primera vista. El guía nos explicó que eran adolescentes, una hembra y un macho, y que lo de ir cogidos de la mano, trepar de la mano, comer de la mano, no es una cosa romántica sino más bien todo lo contrario! El macho es muy posesivo y no deja que “su hembra” se separe de él. Así que así estuvieron unos diez minutos, comiendo de la manita, y después treparon a un árbol cercano, aún cogidos de la mano. Y la verdad es que pese a saber que era algo un tanto machista, la escena era preciosa!

Pero lo más sorprendente pasó un poco después, cuando volvieron a la plataforma y mientras comían se acercó otra hembra. Entonces el macho sin más soltó a su hembra, agarró a la otra y se la llevó a una esquina de la plataforma donde sin más empezaron a copular! Sobra decir que los 8 o 9 que estábamos mirando no pudimos parar de reírnos como si fuésemos nosotros los adolescentes!

Y aquí empezó a diluviar. Describo la escena: unos 10 turistas cubiertos de arriba abajo para protegernos de los mosquitos, 35 grados, humedad del… 80% y de repente CHAPARRÓN! Empapados la mayoría de los turistas decidieron correr de vuelta hacia el campamento. Nosotros nos quedamos y pudimos observar la reacción de los orang utanes ante la lluvia. Odian el agua! Los que aún estaban en la plataforma corrieron por ella para trepar a los árboles, y todos ellos empezaron a construir nidos así como “sobreros”. Lo juro, con ramas y hojas se fabrican sombreros para ponerse en la cabeza y mojarse lo menos posible. No les gusta el agua y se les pone cara de pocos amigos cuando empieza a llover.
Así que pasados unos 15 minutos y ya con poca esperanza de conseguir ver a los dos machos dominantes (el actual y el antiguo) decidimos que había llegado el momento de emprender la marcha de nuevo, de vuelta al campamento y al barco. Pero aguantar bajo la lluvia tuvo su recompensa y ya cerca del campamento nos encontramos con el ex macho dominante! Una “bestia” de casi 1,80m de altura y más de 100 kilos. Estaba tranquilamente sentado bajo la lluvia, con un “sombrero” en la cabeza (literalmente era como si hubiese cogido un arbusto y se lo hubiese plantado en la cabeza!). No le hacía mucha gracia la lluvia, pero estaba más preocupado por el estado de sus uñas, que no paro de mirar y mordisquear mientras le hacíamos un millón de fotos a tan sólo un par de metros. Cerca de él una hembra mucho más lista que él se refugiaba de la lluvia bajo el bordillo de una ventana!

El resto de turistas, o visitantes, estaban metidos en el centro de investigación, también refugiándose de la lluvia. Así que ahí estábamos nosotros, cara a cara con el ex macho dominante, todos bajo la lluvia. En cuestión de un segundo una decena de ranger (podría poner guardabosques sí, pero no me gusta como suena. Soy un poco tiquismiquis con las palabras no?) empezó a correr alrededor de nosotros, con antorchas y cazos de agua caliente. Nuestro guía (ex ranger) rápidamente nos encerró en una caseta/jaula, no sabíamos que estaba pasando así que le dejamos hacer y nos limitamos a ser testigos de excepción de algo que no ha pasado en esta reserva en meses: el macho dominante había conseguido localizar al antiguo (y más viejo).

No sé si lo he explicado antes, creo que no. Hace tres años un macho adolescente se enfrentó al macho dominante, en lo que es siempre una pelea a vida o muerte. Por suerte los rangers llegaron a tiempo para salvar la vida del macho mayor, que acababa de perder su puesto de dominante. Desde entonces el macho joven busca al otro con la misión de acabar con lo que empezó hace tres años. Lo cierto es que el macho mayor no tiene interés por pelear, pero su sentido animal le obliga a pelear si se da el caso. Habrá quien piense que lo natural sería dejarles pelear y que uno muera, tal y como pasaría en una jungla corriente. Lo malo es que no hay junglas corrientes porque los orang utanes están en vía de extinción y por ello muy protegidos. Por qué dejar morir a uno cuando se puede evitar sin alterar la vida de estos animales?

Volviendo a nuestra jaula, los rangers se separaron en dos grupos, uno tratando de distraer al macho joven, el otro haciendo que el viejo se largase antes de que se diese cuenta de lo que estaba pasando. Cuando el viejo se adentró en la selva nos dejaron salir de la jaula, siempre caminando/corriendo detrás de los rangers. Normalmente si algo similar pasa los turistas son trasladados rápidamente al centro de investigación, ya que los orang utanes son animales muy tranquilos pero también extremadamente fuertes y en un momento de ira todos nos convertimos en posibles objetivos. Pero como la mayoría de los turistas ya estaban en el centro de investigación y nuestro guía es un ex ranger, nos dejaron correr con ellos!!!!!! Fue súúúúper emocionante!!! Y todo con cámara de vídeo grabando!

El macho joven (Tom, por Tom Cruise…. Lo juro) estaba ahora ilocalizable, pero sin duda siguiendo el rasgo del viejo. Los orang utanes odian el agua y tienen miedo del fuego, de ahí que los rangers corriesen con antorchas y cazos de agua. Por fin apareció Tom, con una hembra adulta que parecía haberle hecho entrar en razón. Los rangers poco a poco fueron calmando a Tom hasta “engañarle” con plátanos y conseguir que se olvidase de pelear. Ya cuando se había tranquilizado y estaba comiendo plátanos y bebiendo leche aparecieron los demás turistas que acababan de perderse un documental de National Geographic en vivo y en directo!

Un final increíble para un viaje inolvidable. Uno de mis sueños se ha hecho realidad!!! Muchos me preguntan si el viaje ha estado al nivel de mis expectativas. Y he de reconocer que este viaje ha sido mucho mejor de lo que yo esperaba, deseaba y soñaba. Ahora sólo me quedan los gorilas….. quién se apunta?
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