sábado, 4 de noviembre de 2006

Palawan - Filipinas

Este viajecito con Adam ha sido tan increible, tan bonito y en un lugar tan paradisíaco, que podría considerarse una luna de miel.
Viernes por la mañana tengo una terrible resaca, pero no importa. Norman nos lleva al aeropuerto. Pesan nuestras maletas y a continuación NOS piden que nos subamos en la balanza! El avión es tan pequeño que el peso está muy controlado. Más adelante alguien me cuenta que una vez en su vuelo había sobre peso y buscaron voluntarios para volar al día siguiente. Total que la idea de que controlen nuestro peso y no sólo el del equipaje me preocupa, pero como digo tengo tal resaca que no le doy demasiada importancia.
Una vez hemos facturado pasamos a la sala de embarque, es la misma para todos los vuelos. La terminal de vuelos locales es como una estación de autobús, cutre, pequeña y llena de gente.
Al rato nos llaman por megafonía: somos los únicos pasajeros del avión! Así que la azafata nos acompaña al avión, hasta el que vamos andando, por la pista! El avión tiene 19 asientos más los de los pilotos. La azafata nos indica cuáles son nuestros asientos, como si importase, y nos enseña un timbre, por si necesitamos algo. Acto seguido se baja del avión y cierra la puerta! Los pilotos están ahí delante, les vemos la espalda. Así que estamos en petit comité, como si fuésemos en un avión privado.

Durante el vuelo hacemos fotos sin parar porque lo cierto es que es precioso. Islas y más islas. De todos los tamaños. Preciosas. Aterrizamos en Busuanga, el aeropuerto de la zona a la que vamos, donde sólo vuelan dos compañías: SEAir y Asian Spirit, las peores! Por cierto que Eddie Bouffard, el hermano de Elsa, es uno de los manda más de SEAir. Yo le pedí un favor una vez hace unas 6 semanas, aún no sé nada de él….

El aeropuerto de Busuanga es…. Un chiste! Pista de aterrizaje de tierra. No hay sala de llegadas ni nada por el estilo. Sacan la maleta del avión y ahí en medio, en el caminito de tierra, te la dan. La sala de embarque es todavía más cachonda: no tiene muros!

Según entramos en la “terminal” nos está esperando alguien del hotel. Vamos a coger un jeepnie para ir hasta el puerto de Coron, pero el jeepnie está estropeado y lo están arreglando. Mientras, nos invitan a la fiesta de cumpleaños de un niño que cumple 5: Philip. Es una monada de niño. Vive en la casa pegada al aeropuerto, literalmente. Y más que una casa, es una choza. Tiene dos habitaciones. Una es tienda/restaurante/comedor, la otra es donde duerme la familia. La hospitalidad de esta gente no tiene precio. Han preparado comida para un ejército: carne, pescado, pasta……. Y están invitados todos los vecinos, que son tan pobres como ellos. Hay varios niños todos parecen muy felices. Nos encantaría tener un regalo para Philip pero lo cierto es que no tenemos nada. Decidimos que le compraremos algo y se lo traeremos el día que volvamos a Manila.

Por fin el jeepnie está arreglado. Media hora de carretera (por no llamarlo camino de cabras, eso sí, una preciosidad) después llegamos al puerto, donde nos invitan a una cervecita. Coron es una ciudad muy pobre, no hay más que echarle un vistazo. Pero la gente parece feliz, y me recuerda a la Habana.

El barco, se llama banca, está ya cargado de bebidas y comida (la compra, vamos) y nos ponemos rumbo Discovery Island Resort. El sitio es precioso, en plena naturaleza pero tiene un problema: no tiene playa! Es decir, es una isla así que evidentemente está rodeado por agua, pero no tiene playa como tal. Es un sitio para submarinistas. Hablamos con el dueño quien entiende perfectamente nuestra frustración y nos pone en contacto con un amigo suyo que tiene otro resort en otra isla, según nos cuenta es el paraíso y donde él mismo pasa sus vacaciones. Nos mudamos mañana.

Para aprovechar bien el día, alquilamos una banca y hacemos snorkel. Después nos llevan a una mini isla de ensueño en la que no hay nadie más que nosotros. Le pedimos a los barqueros que vuelvan a buscarnos después del anochecer. Buceamos, nadamos, reímos……


La cena, como en todos los hoteles de esta zona, es comunitaria. Esto significa que la cena (y la comida también) se sirve a una hora determinada. Es tipo buffet y todo el que quiera comer tiene que hacerlo en el mismo horario. Las comidas están incluidas en el precio de este y de los demás hoteles, principalmente porque no hay más opción que comer aquí. Son todo islas, e ir a comer a otra isla es más o menos imposible porque no hay restaurantes como tal, sólo el del hotel. Y los hoteles cocinan calculando para sus huéspedes ya que el suministro de agua y electricidad es limitado.

Nuestra cena es una delicia y todo el mundo un encanto.

Por la noche hay una tormenta de rayos y truenos y yo me muero de miedo: se llevará el agua nuestra casita por delante? Adam ni se entera……


Por la mañana viene una banca a buscarnos y nos lleva a nuestro nuevo hotel: Sangat Island Resort. Cuando por fin llegamos (algo más de media hora), descubrimos que estamos en el paraíso! Arena blanca, agua cristalina, peces, cocoteros….. y esto no es más que el principio!


El check-in es en la playa, muy de relax, bebiendo de un coco! Nuestra casita (“cottage”) es una maravilla. No muy grande, sin lujos, no hay tele porque aquí no se viene a ver la TV. Aviso que no hay electricidad en las habitaciones hasta las 6 de la tarde porque el suministro de electricidad está muy limitado.

Lo primero que hacemos es buscar el “Nature’s trail” y escalar rocas enormes para encontrar una cueva, que nunca encontramos, claro! Pero merece la pena, supongo. Al menos es la primera vez que hago deporte desde que estoy aquí.

Merecido baño en el mar, con millones de peces! Como Adam es incansable, decidimos ir en un Kayak en busca de los hot spring que a día de hoy aún no estoy segura de qué es exactamente, porque nunca los encontramos, tampoco!!! Así que remamos durante una hora (de ida) para nada. A la vuelta dejo que Adam haga todo el trabajo….. Según me explican, lo que buscamos son piscinas naturales de agua caliente.

Buceamos mucho, y nos encanta! Hay miles de cosas que ver!!!

La gente que hay en el resort es agradable, pero los que trabajan allí se convierten automáticamente en nuestros mejores amigos: son encantadores, divertidos, amables….

Uno de ellos se hace amigo de Adam y nos enseña donde encontrar monos. Si me conoces sabes que siento pasión por los monos, chimpancés, orangutanes, gorilas…… así que me quedo pasmada cuando veo una familia de monos, en libertad, a escasos dos metros de mi!!! También nos enseña enormes lagartos, ENORMES. Alguno de mi tamaño. Creo que son iguanas.

Pasamos el resto de la tarde haciendo snorkel, alucinando con los peces.

Por la noche, después de la cena, nos sentamos en el bar a charlar con la gente del hotel (clientes y empleados) y aprendemos muchas cosas de la isla, la zona, el hotel…. Nos proponen planes para mañana, algunos de lo más apetecible! Leemos y tomamos un par de copas antes de irnos a la cama. Estamos agotados, ha sido un día completito.

Por la mañana, a las 6 me despierto con ruidos en la terraza…. Me asomo a la ventana y es una familia de monos que nos ha robado una bolsa de patatas fritas que dejamos por descuido en una silla…. Despierto a Adam y hacemos fotos de los monos en el árbol enfrente de nuestra cabaña, peleándose por la bolsa….

Una vez más despiertos, como no, hacemos snorkel, es que es una maravilla. No hace falta hacer submarinismo para apreciar la belleza de este lugar. Hace mucho calor así que en el agua se está de lujo.

Alquilamos una banca para ir a una isla donde está el arrecife más importante de la Calamian Islands. En la isla sólo viven los guardianes. Una pareja de koreanos se apunta con nosotros. El hace submarinismo pero ella tiene miedo incluso del snorkel! Así que él se resigna a enseñarle a respirar por el tubo…..

Si en nuestra islita nos parecía estar en un paraíso submarino, aquí estamos en el Olimpo. No hay palabras para describir esta experiencia.

Al día siguiente por la mañana hacemos las maletas, es hora de volver a la realiad…..

En el camino de vuelta le compramos a Philip un pantalón corto y una camiseta de Mickey. Al llegar al aeropuerto nos reconoce de lejos y viene corriendo a saludarnos, aún no sabe que le traemos un regalos y una bolsa de caramelos! Cuando la ve…. Alucina!

Este ha sido uno de los viajes más bonitos y memorables que he hecho en mi vida. El contacto con la naturaleza, la gente, lejos de todo: móvil, ordenadores, Internet, televisón, radio, electricidad!…. Y que poco lo he echado de menos!
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martes, 17 de octubre de 2006

Taal





Mi primer viaje dentro de Filipinas ha sido al lago Taal, en Tagaytay. Este lago está a 1:30h de Manila en coche, y sin tráfico. El lago tiene un volcán dentro, que parece ser es el más pequeño del mundo, y a su vez tiene otro lago dentro! El volcán sigue activo y se supone que la isla en la que está sólo admite visitantes. Por supuesto, familias enteras viven en la isla,. En realidad es más correcto decir que sobreviven, porque su pobreza es total y viven básicamente de lo que pueden pescar en el lago, las propinas de los turistas y alguna que otra huerta.

En el lago he navegado en un catamarán. Hacía años que no navegaba en un velero. Quien bien me conoce sabe que los odio, me mareo y no me divierten. SI el barco además de vela tiene motor, perfecto! Pero el caso es que me lo he pasado como una enana en el catamarán. Hemos navegado cerca de una hora, hasta que una tormenta tropical nos ha dejado a oscuras, sin viento, empapados y abandonados en mitad del lago.
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