miércoles, 25 de junio de 2008

Sin fuerza

Hoy el mundo se me cae encima, y quiero culpar a cualquiera que pase a mi lado, porque así es más fácil, porque así me siento más fuerte, porque me he quedado sin ganas de seguir luchando.

No ha pasado nada especial, ni siquiera ha pasado algo habitual. Simplemente hoy me desinflo, hoy no me quedan ganas de nada, más que de gritar. Sólo me apetece culparos a todos en general, y a ninguno en concreto, porque hoy no quiero estar donde estoy, porque sé que me quedo sola. Sola y sin fuerzas, y sin ganas, y sin ti mi amor.

Yo, que siempre voy de fuerte, al final soy una niña tonta que sin venir a cuento se asusta y quiere llorar. Porque cuando le das fuerza a todos, se te olvida dedicarte un poquito a ti mismo. Y cuando por fin te das cuenta es tarde y ya estás hundido, o al menos eso me parece hoy.

Pero a hoy sólo le quedan 4 horas y mañana, gracias a Dios, será otro día.

Sigue leyendo...

martes, 10 de junio de 2008

Un tsunami silencioso o un secreto a gritos?

Será que soy ingenua e inocente, tal vez una soñadora, pero el resultado de la cumbre de Roma, aunque esperado, me deja con el corazón machacado. Sí, lo reconozco, esperaba un milagro, el que he esperado toda mi vida.

Lo ha dicho Ban-Ki Moon y yo lo repito: "el mundo no se puede permitir perder la lucha contra el hambre". Y sí, a veces parece como que ya está perdida. Son muchas, de hecho, las batallas perdidas, pero la guerra está por ganar, aunque si depende de los líderes políticos y económicos del mundo, no vamos a llegar muy lejos. Tal y como ha demostrado la cumbre de Roma, todos quieren encontrar soluciones, pero ninguno está dispuesto a ceder, ni un poquito. Más de 200 organizaciones no gubernamentales y movimientos sociales califican la cumbre de "fracaso". –y eso lo decían antes de saber que el gasto militar del mundo el año pasado es 190 veces mayor que los 4,500 millones de euros recaudados en Roma…-.

Los americanos y los brasileños se niegan a que se critique o culpe a los biocombustibles mientras los rusos y los argentinos están en contra de la liberalización de las exportaciones. Y más de lo mismo, de lo de siempre. Como el proteccionismo y nuestro egoísmo sin límites. Los países productores limitan sus exportaciones para proteger a sus economías locales; los americanos han aprobado poco antes de la cumbre un proyecto de ley para salvaguardar a sus pobres agricultores que ya se están forrando de por sí, pero poco hablan de ayudar a países en vías de desarrollo y subdesarrollados, y por tanto el proyecto de ley para auxiliarles se ha quedado en eso, un proyecto no aprobado. En Europa nos negamos a aceptar productos genéticamente modificados -tema en el que no entro- con lo cual en África nadie quiere arriesgarse a aprovecharse de los avances de la ciencia por miedo a que Europa no importe sus productos. Y un largo etcétera.

Sin embargo, algún que otro optimista, como el presidente del Fondo Internacional para el Desarrollo de la Agricultura (Naciones Unidas), ven “un paso hacia adelante” porque por primera vez en muchos años el problema del hambre, los precios de los alimentos, algunas de sus causas… llenan las portadas y páginas de opinión de periódicos de todo el mundo. Y es verdad, por ahí se empieza, pero tal vez llega tarde. -190 veces más en gasto militar…-.

Copio de un especial de El Mundo “La crisis representa un enorme desafío a la globalización. Afecta a varios sectores, comprende distintas causas y clases sociales —no únicamente las más desfavorecidas, también a la emergente clase media de las economías en vías de desarrollo— y, por primera vez desde la década de los 70, surge en varios países de forma simultánea.”

Según la ONU «Un niño de menos de 10 años muere cada cinco segundos y 854 millones de personas están gravemente subalimentadas en el mundo». Será que lo que habíamos avanzado en las últimas tres décadas se ha ido al garete en 15 meses?

El precio de alimentos como el arroz, el trigo o el maíz se ha duplicado en el último año. El arroz es nutricionalmente muy importante, ya que es el alimento más consumido en el mundo y representa ¾ partes de las calorías que se consumen en China, India, Pakistán, Bangladesh, Indonesia, Filipinas, Tailandia, Camboya y Sri Lanka.

Asia, el mayor consumidor y productor de arroz del mundo, es también el mayor exportador. India y China están creciendo a pasos de gigante, y su clase media demanda cada vez más lo que en Occidente vemos como algo “nuestro” y ponemos el grito en el cielo si quieren comer más carne o beber más leche. Lo cierto es que estos dos países representan una tercera parte de la población mundial.

Tailandia, India, Vietnam y Pakistán produjeron el 70% de los 30 millones de toneladas de arroz, el alimento más solicitado del mundo, que pasaron por el mercado internacional en 2007. Este año, excepto Tailandia, han impuestos restricciones muy severas a las exportaciones, afectando por tanto a millones de personas en todos y cada uno de los continentes.

Estos gobiernos intentan proteger a sus ciudadanos del alza de los precios, lo cual no motiva a sus agricultores a invertir más en sus cultivos, porque ellos no se ven afectados por el alza de los precios. Pero en Asia esto es mucho más complicado de lo que parece. La gran pregunta es cómo proteger la economía local en la que cuentan tanto los consumidores como los productores?

Japón es un caso aparte. Importa millones de toneladas de arroz para mantener contentos a sus principales socios económicos, sin embargo no vende localmente lo que importa, para proteger a sus agricultores. Y para colmo, tampoco exporta porque necesita el consentimiento de los países productores de ese arroz, entre ellos EEUU. Así que en Japón dejan que el arroz importado se pudra, para luego venderlo como comida para animales. Interesante. Cuántos cientos de millones de personas se están muriendo de hambre mientras Japón y sus socios juegan con el arroz?

Sin embargo, parece que muchos prefieren sentarse a contar razones y culpables, en lugar de buscar soluciones. Las causas de la subida del precio de los alimentos son muchas y muy diversas como el aumento de la demanda de alimentos, que está directamente relacionado con el de de la clase media en mega países como India y China y que evidentemente se ve magnificado por el insignificante, casi inexistente, incremento de los cultivos y cosechas en el mundo. Según el International Rice Research Institute (en Manila) globalmente los cultivos han aumentado menos de un 1% en los últimos 5-6 años, cantidad insignificante teniendo en cuenta los factores recién citados: incremento de población y demanda. Dicho simplemente, la demanda supera con creces la producción. Hay que fomentar el desarrollo de la agricultura, especialmente en África porque tiene mayor potencial real que otras zonas que ya están más desarrolladas.

Por otro lado motivos evidentes como la caída del dólar y la subida del precio del petróleo y por consiguiente del transporte. El cambio climático tiene un efecto devastador a nivel mundial, y con respecto a los alimentos y cultivos, no puede ser más evidente. Hay tres ejemplos claros: Sequía en Australia (uno de los mayores productores de trigo del mundo), ciclón en Myanmar (importante productor de arroz), inundaciones en la India (también productor de arroz). Si no nos tomamos más en serio el cambio climático, las consecuencias vamos a sufrirlas y pagarlas todos. Suena a tópico, lo sé.

Tal vez en menor medida, el hecho de que las inmobiliarias y constructoras paguen cada vez más por terrenos bien situados y que el éxodo del medio rural al urbano es cada vez más frecuente en economías emergentes, así como que no se fomenta la agricultura, nos llevan de nuevo al inexistente aumento de los cultivos.

Otras razones incluyen los muy debatidos biocombustibles. El maíz ya no se come, no. Ah que no lo sabías? Pues sí, con el maíz se hace etanol. Eta qué?... pues eso. La ONU no se muestra muy entusiasta respecto al uso de productos agrícolas para la producción de energía alternativa, principalmente porque no se ha demostrado claramente que sean menos agresivos contra el medio ambiente que los fósiles. Sin embargo, volviendo a la cumbre de Roma, EEUU y Brasil han vetado que se critique el uso de biocombustibles, y sólo se hace referencia a llevar a cabo más investigaciones y estudios al respecto.

Pero parece que tendemos a olvidar una razón de gran peso en el aumento de los precios de los alimentos: la volatilidad y especulación. Mientras las bolsas del mundo se desploman los inversores se han dado cuenta de que es mejor invertir en otros mercados. Cada vez son más los especuladores que han perdido interés por inversiones tradicionales, y que ven en el arroz y el trigo, por ejemplo, una mejor forma de hacer dinero. Según el FMI, "la actividad de estos agentes financieros permite explicar una gran parte de la subida de los precios de las materias primas". Un ejemplo: a finales de marzo el arroz subió un 31% en una sola jornada después de que cuatro países productores (India, Egipto, Vietnam y Camboya) anunciaran estrictas restricciones a las exportaciones, coincidiendo con el anuncio de Filipinas de que necesita importar 500.000 toneladas para afrontar la demanda.

Me asusta pensar que, según Oxfam, los países ricos, Europa y EE UU sobre todo, dedicaron 80.000 millones de euros en 2006 a subsidiar a sus campesinos, mientras, la ayuda internacional a la agricultura no pasó del 3% de esa cifra -2.600 millones de euros anuales-.

Peor aún, aterroriza pensar que hoy en día las familias más pobres del mundo dedican el 60% de sus sueldos a comprar alimentos, mientras en los países desarrollados no llegamos al 10%. Definitivamente algo falla en este nuestro mundo.

Algunos lo llaman tsunami silencioso, pero a mí me parece que estamos hablando de un secreto a gritos. Y es que parece que resulta más fácil hacerse el sordo y el ciego que afrontar el problema de frente y buscar soluciones, aunque nos cueste a todos un poquito. No estamos hablando de caridad, de dar limosna, es una NECESIDAD. Y me atrevo a decir que es una inversión, a largo plazo, el dedicar más millones a alimentación y educación, fomentar el desarrollo sostenible de los más pobres, los más desfavorecidos, los más necesitados. Porque cuanto mejor estén ellos, cuantas menos injusticias, cuanto más desarrollo y equilibrio, menos gasto militar será necesario.

Quiero gritar al mundo que ha perdido la cabeza, pero sé que no me escucha.



Sigue leyendo...