miércoles, 28 de diciembre de 2011

2011


Escribí desde este mismo sofá hace más de dos años, y aún no estoy segura de por qué después de tantos meses ha sido este el sofá que me ha hecho volver a escribir.

Puede que sea la tranquila compañía que nos brinda el abuelo de Mr A, o tener a uno de sus gatos a mi lado. El otro ha muerto hace unas semanas, un dramón de esos de abuelos que viven solos con sus animalillos. Vodkita perrita fiel, que era como llamaban los niños a nuestra perra Vodka, también murió hace unos meses, con 17 añazos. La pobre se murió de vieja, se fue apagando poco a poco y tuvo la muerte más dulce: se durmió una noche y ya no despertó.

El perro de Mr. A también tiene 17 años y casi más mérito porque es un labrador, mucho más grande que nuestra Vodka, y está un poco cojo desde hace más de un año. El otro día se aventuró a descubrir el jardín de unos vecinos, no sabemos cómo consiguió llegar hasta allí, y quiso la casualidad que la verja de la piscina estuviese abierta. El pobre Duke, que así se llama el labrador, se cayó a la piscina, en pleno invierno, medio cojo y viejo, con la buena suerte que la vecina andaba por allí y casi milagrosamente consiguió sacarle. Dice la madre de Mr. A que el desdichado intentaba suicidarse, pero no le dejan ni morirse. Pobre Duke, no sé si será verdad, lo que sé es que hay un mono, el tarsero, que parece ser el único animal que efectivamente se suicida. Son monitos diminutos, de Filipinas, y sufren tanto estrés que se dan cabezazos con los troncos de los árboles para suicidarse. Juro que no me lo estoy inventando.

Así que unos se van, otros lo intentan, y otros llegan. Por un lado está la preciosa Valeria, mi sobrina que hoy cumple 2 meses de vida. Nunca imaginé que se pueda querer tanto a alguien. Decía el otro día, y espero que no se me malinterprete, que el amor por las generaciones más jóvenes es completamente distinto al que sentimos por quienes son mayores que nosotros. Por supuesto adoro a mis padres, y adoraba a mis abuelos, pero el amor que siento por Valeria es tan distinto, tan protector. Ahora entiendo porque los padres siempre se preocupan. “Ten cuidado” “no hagas esto” “te vas a hacer daño”, y es que no hay pensamiento más terrible que el que le ocurra algo a esta niña. Yo daría por Valeria una pierna, creo que incluso las dos. ¿Qué será entonces tener hijos? Dice mi hermana que aún cuando Valeria no la deja dormir ella solo quiere comérsela a besos. Eso es amor. Mi hermana hasta hace unos meses adoraba dormir por encima de todas las cosas, ya no. Y menos mal, porque no va a volver a dormir hasta que se jubile. Primero los niños serán pequeños y después adolescentes y eso seguro que le quita el sueño a cualquier madre.

Hablando de madres, una de mis mejores amigas lo fue hace algo más de un año, y volverá a serlo pronto. La vida pasa rápido, me parece increíble que su pequeño Nico haya cumplido el año ya, aún más increíble es que haya otro peque de camino. Cuánta alegría traen estos enanos. No sé por qué antes se decía que los niños vienen con un pan debajo del brazo, yo diría que traen un saco lleno de sonrisas, y las van compartiendo con todos aquellos que conocen.

Mi sobrina Nathalie, que ahora tiene 20 meses, se ha convertido en una pequeñaja linda, graciosa y divertida. Acabamos de pasar una semana en su casa, con su familia, y no ha habido comida ni cena en que ella no fuese el centro de todas las miradas, de todos los cumplidos, de todas las sonrisas. Qué lindura. Veréis cuando Valeria empiece a hacer monerías, a más de uno se nos va a caer la baba más de lo que se nos cae ya.

Nathalie y mi prima Elena fueron las niñas que nos llevaron las arras en la boda. Bueno, Nathalie lo intentó pero con 18 meses la pobre hizo lo que pudo. Elena ya tenía experiencia y lo bordó. Con sus 6 años es una caja llena de ternura y de cariño, con una buena dosis de maldad divertida. Elena, que se hizo famosa en el pasado por frases tipo “quiero tanto a ese bebé, tanto tanto, que me apetece pegarle” resulta que está enamorada de Valeria y le ha preguntado a su mamá si se la pueden quedar ellos y que mi hermana tenga otra y así todos contentos.

Mr. A y yo llevamos casados casi 4 meses y la verdad es que no ha cambiado casi nada en nuestras vidas. Bueno sí, nos hemos mudado a la playa, ¿por qué vivir en Madrid si los dos trabajamos desde casa? En Madrid vivíamos en un apartamento diminuto y ahora tenemos un piso enorme con vistas al mar, casi por el mismo precio. Como de momento somos felices siendo simplemente tíos, hemos decidido agrandar la familia adoptando un perro, pues tenemos el resto de nuestras vidas por delante para tener hijos.

La boda fue como un sueño, pasó en un abrir y cerrar de ojos, y todo, absolutamente todo, salió fenomenal, o al menos así lo recuerdo yo. Ese fue un día inolvidable, como tiene que ser, y me quedo con el buen rollo que hubo entre la familia de Mr. A y la mía, entre sus amigos y los míos, que bailaron, bebieron y rieron hasta muy tarde. Me quedo también con la tranquilidad y serenidad que me acompañó desde que me levanté hasta que me acosté 24 horas más tarde. Nunca he estado tan tranquila, tan segura, y tan feliz a la vez. Y aunque no suelo compartir aquí fotos ni vídeos personales, os voy a dejar con el tráiler de la boda.

Despido 2011 con este post y sólo pido que 2012 sea para mí y los míos tan maravilloso como lo ha sido 2011. Si es así prometo a cambio actualizar el blog con más frecuencia y diversidad de temas, pues mi nueva vida ya no me lleva a descubrir rincones del mundo, pero sigue despertando curiosidad por cientos de cosas y temas.

Hasta pronto.

Trailer Adam&Helena II from www.ariamvideo.com on Vimeo. Sigue leyendo...

miércoles, 13 de abril de 2011

Barajas: laboratorio sociológico y antropológico

¿Os habéis fijado alguna vez en lo interesante que es la gente en los aeropuertos? Siempre pensé que el Metro era de lo mejorcito. París, Londres y NY se llevan la palma, aunque el de Madrid también puede parecer un circo. Pero hoy he estado en el aeropuerto de Barajas en la sala de Llegadas de la T1 durante un hora y ha sido cuando me he dado cuenta de lo que se cuece en esas salas llenas de reencuentros.

Cuando estás en un aeropuerto si el que vuelas eres tú todo es bastante estresante. Corre y llega al check-in a tiempo, reza por que tu maleta no tenga sobrepeso, ahora corre a pasar el control de seguridad y ya que estás desnúdate para hacer el trámite más corto, si te sobran 10 minutos antes de embarcar paga 8 euros por un café, pelea con otros pasajeros para embarcar primero y después por el hueco sobre los asientos para poner tu bolsa de mano, pelea con el pasajero de al lado por el reposa-brazo, y con el de detrás para que deje de darte rodillazos. Uy, que me lío y me voy a lo odioso de viajar....




Pero como hoy estoy de buen humor me he fijado en lo bueno, en el laboratorio sociológico y antropológico que parece el aeropuerto. Juro que todo lo que viene a continuación es verídico y visto hoy en Barajas:

Un grupo de unos 50 chinos (llegan de Pekín) hablan a voces. Unos sentados en bancos, otros en el suelo, algunos se dan paseítos mientras siguen hablando a gritos. Muchos comen, con la boca abierta. Alguno se hurga la nariz como si dentro tuviese oro. No sé que hacen aquí ni por qué no se largan a hacerle fotos a la Cibeles o al Oso y el Madroño...

Los primeros en salir son los que han volado en primera. ¿Os habéis dado cuenta de que esta gente sale siempre fresca como una rosa? Si parece que hasta se han cambiado de ropa. Y lo que más me sorprende es que no suelen llevar mucho equipaje, ¡ellos que pueden llevar exceso de peso y de maletas sin pagar!

Esperando a mi lado hay un padre, dos hijas y un hijo adolescentes, tal vez el mayor tenga 20, vienen a recoger a su prima de EEUU. Los hijos preguntan “¿papá, tú la reconoces?” y se parten de risa cuando dice que no. Por fin aparece la prima y se abrazan los 4 bajo la atenta mirada del padre, creo que he visto alguna lagrimilla, pero sobre todo enormes sonrisas. Un reencuentro muy bonito, sí señor.

Una tía guapísima con otra rarísima que tiene el pelo casi blanco de tanto tinte. Se dan unos cuantos besos apasionados que calientan a más de uno.

Un señor sudamericano se acerca a un chaqueta roja que acompaña, lógicamente, a un menor. Otro largo abrazo mientras el chaqueta roja intenta separarles para que le firmen unos papeles, supongo que para confirmar la “entrega”, sin tener en cuenta el sentimental momento.

Dos chicas de apariencia filipina, las dos diminutas, como niñas de 9 años, pero con cara de haber vivido ya muchos años y aún más desgracias, visten sus mejores galas, tan es así que su aspecto les da un toque cómico, casi esperpéntico.

Piloto y azafatas de US Airways tienen pinta 100% americana. El Capitán lleva puesta la gorra, las típicas Rayban de aviador y chupa de cuero, y los chicos que esperan a su prima de EEUU se ríen y comentan “mira qué pintas el capitán”.

Las azafatas de Thai Airways parecen mises de un concurso de belleza, o divas de esas que te miran como perdonándote la vida. Después de ver a las de US Airways, la verdad es que entiendo que tengan el ego así de grande.

Otra familia de latinoamericanos con dos niños pequeños espera al abuelo, y cuando este sale los niños lloran “abuelo, abuelooo” y se abalanzan sobre él haciéndole un placaje que casi le tumba. Lloran los tres tanto que incluso aparece un voluntario para seguir empujando su carrito de maletas.

Y hablando de maletas, veo al menos a dos parejas en las que la mujer empuja el carro lleno a rebosar de maletas, y el marido camina tranquilamente a su lado, las manos en los bolsillos.

También aparece la estupenda cincuentona de turno, empujando su carro lleno de maletas Louis Vitton (no me extrañaría que fuesen imitaciones), con las gafas de sol puestas (son las 8 de la mañana) y el marido súperpijo a su lado.

Otras cincuentonas, pero estas de las que creen que vuelven a tener 18 años y el cuerpazo de antaño (si es que alguna vez lo tuvieron), salen hablando demasiado alto, riendo de una forma muy forzada, como diciendo “aquí estamos nosotras y también somos estupendas”, con sus tops ajustados, la falda corta y las botas hasta la rodilla, aún hoy que hace 25 grados. Alguien les ha dicho que los 40 de ahora son los 20 de antes, y haciendo cálculos han deducido que entonces sus 50 de hoy son como sus 30 de antes.

Un par de hombres pasean por la sala sin descanso, a un ritmo lento, como arrastrando los pies, y me ponen nerviosa, acercándose demasiado a la gente en general y a mi en particular. Al principio pensaba que eran unos pesados pero ahora creo que son carteristas buscando al despistado de turno.

Un grupito de hippies que parece llegar de Nepal (no se por qué Nepal, pero pondría la mano en el fuego), muy morenos, jóvenes, con rastas, y muy felices.

El clásico businessman pegado a su teléfono, empalma una llamada con otra, y otra, y otra. ¡Sólo le falta gritar “¡Vende! ¡Vende!”

Y por supuesto no puede faltar la clásica familia con su perrito esperando a alguien muy querido porque el animal le ha recibido con muchas fiestas y un movimiento de cola casi enfermizo.

Luego ya ha salido el tío más impresionante del mundo, Mr. A claro está,  me ha mirado, me ha sonreído, me ha besado, y nos hemos largado.
  
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lunes, 11 de abril de 2011

¿Por qué?

Porque aquí aprendí que la familia es lo más importante, así que es donde debo empezar la mía. 

Porque muchos de los mejores momentos de mi infancia tienen este sitio como escenario. 
Porque mi abuelo me inculcó el amor incondicional por este lugar, y desde que murió sé que tal vez no está en el cielo porque se esconde aquí, en su paraíso particular.

Porque tiene sentido, pues, que a Adán le demos la bienvenida oficial a la familia en el paraíso.

Porque hacen un vino delicioso que entra como el agua, pero se te sube como el tequila, y un aguardiente que, como su propio nombre indica, arde.

Porque disfruto haciendo queimada y me parto de risa con el conxuro.

Porque se come de muerte y sólo aquí puedes tener un cortador de jamón y una pulpeira, además del mejor marisco de Europa.

Porque los pimientos de Padrón son unos cachondos, y unos pican y otros non.

Porque hay meigas.

Porque es verde, hay flores, plantas, huertos, viñedos, naturaleza a go-go. 

Porque el Miño me embauca.


Porque hay conejos, ovejas, cabras, cerdos, vacas, gallinas, etc, y de enana jugaba con todos ellos.

Porque aquí el Sol se pone muy tarde, más que en el resto del país.

Pero sobre todo porque me da la gana.













   
* Desde Recetas de Rechupete nos han cedido un par de fotos. Si os gusta comer y cocinar, ¡no podéis perderos esta web! Tenéis hasta un recetario de cocina gallega gratis :)
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martes, 5 de abril de 2011

¡La memoria la tendrá fatal, pero los glúteos en plena forma!


La chica que trabaja en casa de mis padres tiene más de 40 años, aunque aparenta 25, y un déficit de  atención de caballo. Supongo que ya es tarde para tratárselo, pero aún así le sugiero a mi hermana que le haga terapia, como si fuese su RSC (Responsabilidad Social Corporativa) o un proyecto sin ánimo de lucro.

Su rutina diaria es casi de chiste. Esta es su mañana: Una vez le ha puesto el desayuno a mi padre recoge la ropa sucia de la familia en cada habitación, pero si el teléfono suena mientras está en ello, lo más probable es que olvide recoger el resto de la ropa sucia. Baja a poner la lavadora y a continuación empieza a hacer las camas. De pronto recuerda que tiene que preparar el té de mi madre y deja las camas tal y como están, normalmente a medias, con las almohadas desperdigadas por la habitación. Una vez en la cocina pone el agua a hervir y recuerda que ayer se olvidó de poner el lavaplatos después de cenar, así que lo pone ahora y por supuesto se olvida de las camas a medio hacer, y del cazo de agua sobre el fuego. Entonces vuelve a subir a limpiar los baños y según empieza le viene a la cabeza que la lavadora ya ha terminado y hay que tender la ropa, se lo hemos dicho mil veces, la ropa húmeda no debe quedarse en la lavadora durante horas. Así que deja el baño también a medias, con los estropajos y jabón en el suelo o sobre el lavabo, y baja a por la ropa, con intención de terminar con el baño a continuación. Cuando abre la puerta de la lavadora se da cuenta de que el barreño está en la terraza de arriba, donde suele tender la ropa para que se seque. Sube a por él y ve que la ropa que tendió ayer sigue ahí, vaya, no se ha descolgado por si sola.... recoge entonces esta ropa y la baja para planchar y/o doblar pero de camino suena el teléfono y corre a contestar, dejando el barreño en la escalera. Cuando cuelga el teléfono es hora de empezar a cocinar así que se dirige a la cocina donde encuentra el cazo al rojo vivo y sin agua, se ha evaporado tras una hora en el fuego. También ahora se da cuenta de que mi madre había desayunado mucho antes de que ella pusiese el agua a hervir y su taza está en el fregadero porque en el lavaplatos no cabía. Antes de empezar a cocinar decide barrer el suelo pero suena el telefonillo, el cartero trae un certificado, así que sale a por él dejando lo barrido en una esquinita de la cocina, ya que piensa recogerlo en un minuto. Una vez vuelve a la cocina se pone a cocinar.

Resultado, cuando llegamos a casa a comer la mesa no está puesta porque el programa del lavaplatos no ha terminado, en una esquina de la cocina hay migajas que nunca recogió, la ropa húmeda sigue en la lavadora, el barreño de ropa limpia en la escalera, las camas a medio hacer y el baño sin limpiar, con el estropajo en el lavabo. Pero ella se ha pasado, literalmente, la mañana trabajando y ha subido y bajado las escaleras 15 veces. ¡La memoria la tendrá fatal pero los glúteos en plena forma!
   
Foto tomada hoy a las 17:30 en la cocina, como prueba de lo que cuento. La pobre tiene las horas contadas en casa...
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lunes, 31 de enero de 2011

Informa desde Cairo Mr. A

Llevo unas semanas de vuelta en España y aunque mi perezosa vida aquí no me da mucho juego para el blog, resulta que Mr. A está en Egipto. Así que de nuevo ando por aquí compartiendo aventuras, aunque ahora sean ajenas.



Cuando hace una semana se celebró el día de la Policía en Egipto, Mr. A me decía ya que era una festividad estúpida, que una dictadura no puede celebrar algo semejante, que la Policía no es más que un órgano represor al que la gente teme más que respeta. Vaticinó entonces que las manifestaciones serían multitudinarias, como todos los años. Incluso ironizó y dijo que al final ese día es el día del año más complicado y de más trabajo para los “homenajeados”.

Así lo que empezó como una día de manifestaciones corriente se convirtió rápidamente, animados por las revueltas tunecinas, en el principio del fin. Porque aunque Mubarak aún no ha caído, su régimen caerá. Puede que él resista, pero lo que ya está claro es que su hijo no alcanzará el poder, no tendrá el respaldo del ejército ni del pueblo.

Los egipcios luchan, en su mayoría de forma pacífica, por algo justo. Luchan por su libertad, por echar a un dictador que lleva 30 años en el poder. Un corrupto como tantos otros. Un represor. Y es que como Egipto es el gran aliado del mundo occidental, pieza clave en el rompecabezas del mundo árabe y musulmán, en el Norte de África y en Oriente Próximo, a veces olvidamos que los egipcios aceptan con resignación las condiciones en las que viven y la pobreza acecha a la vuelta de cada esquina. 

Esto es lo que pide el Pueblo egipcio
Este cartel explica perfectamente la idea de involucrar a la Policía en las protestas
Ojo al detalle de llevar una rosa para mostrar que es una protesta pacífica

Desgraciadamente las manifestaciones han dado pie también al caos, a los saqueos, a que los pillos hagan de las suyas. La policía ha desaparecido de las calles durante días, tal vez en un intento de Mubarak de causar tal caos que el pueblo le rogaría poner orden y volver a la falsa estabilidad de hace tan sólo una semana.

Me contaba Mr. A el otro día que veía desde su terraza a gente en la calle con cuchillos y espadas tipo Samurai. Le parecía imposible, y a mi también, hasta que lo vi en la TV. Al parecer los cuchillos, los palos y estas espadas son las “armas” que más están usando en Cairo para defender la propiedad privada. 



El toque de queda no lo respeta casi nadie, Mr. A y sus compis sí. Están cinco en su piso, y se dedican a pasar el tiempo en la terraza o frente a la televisión. Sin internet, sin teléfono y sin poder salir de casa poco más pueden hacer. Yo le preguntaba preocupada si tenían comida, agua y papel higiénico (esto último es importante cuando hay 5 personas en un piso, ¿o no?) y él contestaba que estaban bajos en ¡¡reservas de alcohol!! Claro, si es que no hay mucho más que hacer...

 Ellos viven en Zamalek, la isla en la que están las embajadas, y uno de los barrios ricos de Cairo. Es una ventaja pero también un problema. En las calles de esta zona hubo disturbios los primeros días, hasta tal punto que las calles están llenas de botes de gas lacrimógeno vacíos, pero el ambiente de día es ahora tranquilo. De noche es la jungla. Los vecinos en grupo se turnan para proteger los portales, las casas, las tiendas. Desde las mezquitas en lugar de llamar a la oración dictan medidas de seguridad para que los vecinos se reconozcan unos a otros después del toque de queda. Hay que llevar un lazo atado al brazo de un color específico dependiendo del barrio en el que vives para que los vecinos te reconozcan como tal y no como a un saqueador. 

Vistas desde la terraza de Mr A a solo unas manzanas de la Plaza Tahrir
 
Por las noches han pasado miedo, se oyen tiros constantemente en la calle debajo de su piso. Joder, ¡tiros! Y lo que empezó como una aventura, aquello de estar siendo protagonista de la Historia, se ha convertido ahora en una pesadilla. El Gobierno americano que tanto presume de estar evacuando a sus ciudadanos no lo está haciendo, o al menos no nos consta.

Cuando llamas a la embajada americana en Cairo en el mejor de los casos te piden que te pongas en contacto directamente con Washington DC y allí toman tus datos y te dicen que ya te llamarán una vez hayan evaluado la situación (¿¡!?); en el peor de los casos en la embajada salta un contestador automático remitiéndote a su página web, lo cual es indignante teniendo en cuenta que Internet lleva casi una semana bloqueado.

Así que nuestra oficina, ni corta ni perezosa, ha decidido evacuar al equipo. En cuanto han levantado el toque de queda han salido de casa rumbo al aeropuerto. Han pasado dos horas en las puertas de la terminal junto a miles de personas que también intentan “escapar”. Muchos no tienen ni billete, pero quieren salir a cualquier precio, y el caos es magnificente.

Mr. A y sus compis tienen su tarjeta de embarque, han logrado facturar sus maletas y han pasado el control de pasaportes, pero nada de esto garantiza que el vuelo vaya a despegar, de momento sólo queda esperar. 

Y cuando estoy a punto de publicar este post suena mi móvil, es Mr. A, acaban de cancelar su vuelo, intentan ahora volar en el de las 20h pero no hay asientos, solo queda rezar porque alguno de los pasajeros no aparezca, sino tendrán que pasar la noche en el aeropuerto, junto a otros miles.

¡Ánimo Egipto!

*Son las 23:53 y la última vez que hablé con Mr. A eran las 18:30. Quiero creer que consiguió embarcar en el tercer vuelo en el que le dieron asiento y que el avión despegó. 

*Estas fotos son de hace un mes. Si Mr. A llega mañana a España colgaré fotos de las que él ha tomado estos días.

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