lunes, 7 de septiembre de 2009

Fuerte

Hace semanas que dormís en habitaciones separadas y usáis el baño siguiendo turnos establecidos con el silencio de una mirada; ya no os une nada más que las paredes que encierran tu apartamento. Él busca otro sitio donde vivir, pero está todo tan caro, cómo váis a pagar dos alquileres, sería un suicidio económico, le acalaras rápidamente a todo el mundo.


También os une Rodolfo, el estúpido gato de su hermana que os ofrecisteis a cuidar una semana santa, y se convirtió en vuestro sin que sepas cómo. Él cree que el gato debe quedarse contigo porque pasas más tiempo en casa y tú sabes que el maldito animal fue tu eterno refugio cuando él no pasaba la noche en casa y te invadía esa inmensa soledad. Parece mentira, pero pasa casi más tiempo en el apartamento ahora que no estáis juntos que cuando compartíais cama, sueños y un futuro.

Y tú siempre estás esperando a que él vuelva a ti. Ya no sales, no quedas con nadie, vagas por el salón esperando a que él pase por casa. Dejas la puerta de tu dormitorio entreabierta por si se atreve a colarse entre tus sábanas en mitad de la noche. Al irte a dormir dejas la lucecita del recibidor encendida, porque sabes que invetiablemente él la apagará al llegar, después de cerrar el bar, y así cuando te despiertas en mitad de la noche sola, desnuda y fría, si la luz ya está apagada aún puedes soñar que esta noche sí encontrará el valor para colarse por tu puerta entreabierta y hacerte suya una vez más.

Pero él vuelve a casa y ni piensa que estás del otro lado del tabique. Él llega, se ducha y se duerme. Sin remordimientos, ni culpa. A fin de cuentas fuiste tú quien decidió terminar con lo vuestro. Eras tú quien no tenía suficiente, quien daba pero no creía recibir a cambio, quien no era feliz. Él nunca se quejó a tu lado. Tal vez no era perfecto, pero era lo que era. Sin engaños, sin mentiras, sin máscaras. Siempre fue fiel a sí mismo, y lo que un día te enamoró, de pronto empezó a consumirte.

Y así pasarán las noches y los días, hasta que él aparezca por la puerta con una rubia colgada del brazo, y te presente como a su compañera de piso. Así que ármate de valor y si no eres feliz con él que haga la maleta y se largue a casa de un colega. Pero si sabes que no puedes ser feliz sin él, esta noche deja de jugar a ser fuerte, levántate y cuélate tú entre sus sábanas.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Despues de haber estado desconectada un poco de la vida en general me acabo de poner al dia otra vez con este blog que tanto me gusta.
Tuviste un paron,pero ya veo que lo has cogido con ganas,bienn!!
En cuanto al color blanco,a mi me parece mejor asi.Ahora solo falta que añadas algunas fotitos de vez en cuando como hacias antes entre parrafo y parrafo,seguro que todos tus lectores te lo agradecemos!!!
Seguire por aqui,nos vemos.
un besazo de tu prima.
por cierto,huevo frito:tenemos que vernos algun dia de estos que hay ganas,otro beso para ti.

la elfa dijo...

Prima B!! que ilusion que hayas vuelto. Si a ti te gusta el blanco, blanco se queda =) en el post de Asul hay fotillos, prometo ilustrar mas de ahora en adelante, es verdad que las fotos dan mucha vida.
Huevo Frito cuando veas a la prima le das un beso de mi parte!