Escribí desde este mismo sofá hace más de dos años, y aún no estoy segura de por qué después de tantos meses ha sido este el sofá que me ha hecho volver a escribir.
Puede que sea la tranquila compañía que nos brinda el abuelo de Mr A, o tener a uno de sus gatos a mi lado. El otro ha muerto hace unas semanas, un dramón de esos de abuelos que viven solos con sus animalillos. Vodkita perrita fiel, que era como llamaban los niños a nuestra perra Vodka, también murió hace unos meses, con 17 añazos. La pobre se murió de vieja, se fue apagando poco a poco y tuvo la muerte más dulce: se durmió una noche y ya no despertó.
El perro de Mr. A también tiene 17 años y casi más mérito porque es un labrador, mucho más grande que nuestra Vodka, y está un poco cojo desde hace más de un año. El otro día se aventuró a descubrir el jardín de unos vecinos, no sabemos cómo consiguió llegar hasta allí, y quiso la casualidad que la verja de la piscina estuviese abierta. El pobre Duke, que así se llama el labrador, se cayó a la piscina, en pleno invierno, medio cojo y viejo, con la buena suerte que la vecina andaba por allí y casi milagrosamente consiguió sacarle. Dice la madre de Mr. A que el desdichado intentaba suicidarse, pero no le dejan ni morirse. Pobre Duke, no sé si será verdad, lo que sé es que hay un mono, el tarsero, que parece ser el único animal que efectivamente se suicida. Son monitos diminutos, de Filipinas, y sufren tanto estrés que se dan cabezazos con los troncos de los árboles para suicidarse. Juro que no me lo estoy inventando.
Así que unos se van, otros lo intentan, y otros llegan. Por un lado está la preciosa Valeria, mi sobrina que hoy cumple 2 meses de vida. Nunca imaginé que se pueda querer tanto a alguien. Decía el otro día, y espero que no se me malinterprete, que el amor por las generaciones más jóvenes es completamente distinto al que sentimos por quienes son mayores que nosotros. Por supuesto adoro a mis padres, y adoraba a mis abuelos, pero el amor que siento por Valeria es tan distinto, tan protector. Ahora entiendo porque los padres siempre se preocupan. “Ten cuidado” “no hagas esto” “te vas a hacer daño”, y es que no hay pensamiento más terrible que el que le ocurra algo a esta niña. Yo daría por Valeria una pierna, creo que incluso las dos. ¿Qué será entonces tener hijos? Dice mi hermana que aún cuando Valeria no la deja dormir ella solo quiere comérsela a besos. Eso es amor. Mi hermana hasta hace unos meses adoraba dormir por encima de todas las cosas, ya no. Y menos mal, porque no va a volver a dormir hasta que se jubile. Primero los niños serán pequeños y después adolescentes y eso seguro que le quita el sueño a cualquier madre.
Hablando de madres, una de mis mejores amigas lo fue hace algo más de un año, y volverá a serlo pronto. La vida pasa rápido, me parece increíble que su pequeño Nico haya cumplido el año ya, aún más increíble es que haya otro peque de camino. Cuánta alegría traen estos enanos. No sé por qué antes se decía que los niños vienen con un pan debajo del brazo, yo diría que traen un saco lleno de sonrisas, y las van compartiendo con todos aquellos que conocen.
Mi sobrina Nathalie, que ahora tiene 20 meses, se ha convertido en una pequeñaja linda, graciosa y divertida. Acabamos de pasar una semana en su casa, con su familia, y no ha habido comida ni cena en que ella no fuese el centro de todas las miradas, de todos los cumplidos, de todas las sonrisas. Qué lindura. Veréis cuando Valeria empiece a hacer monerías, a más de uno se nos va a caer la baba más de lo que se nos cae ya.
Nathalie y mi prima Elena fueron las niñas que nos llevaron las arras en la boda. Bueno, Nathalie lo intentó pero con 18 meses la pobre hizo lo que pudo. Elena ya tenía experiencia y lo bordó. Con sus 6 años es una caja llena de ternura y de cariño, con una buena dosis de maldad divertida. Elena, que se hizo famosa en el pasado por frases tipo “quiero tanto a ese bebé, tanto tanto, que me apetece pegarle” resulta que está enamorada de Valeria y le ha preguntado a su mamá si se la pueden quedar ellos y que mi hermana tenga otra y así todos contentos.
Mr. A y yo llevamos casados casi 4 meses y la verdad es que no ha cambiado casi nada en nuestras vidas. Bueno sí, nos hemos mudado a la playa, ¿por qué vivir en Madrid si los dos trabajamos desde casa? En Madrid vivíamos en un apartamento diminuto y ahora tenemos un piso enorme con vistas al mar, casi por el mismo precio. Como de momento somos felices siendo simplemente tíos, hemos decidido agrandar la familia adoptando un perro, pues tenemos el resto de nuestras vidas por delante para tener hijos.
La boda fue como un sueño, pasó en un abrir y cerrar de ojos, y todo, absolutamente todo, salió fenomenal, o al menos así lo recuerdo yo. Ese fue un día inolvidable, como tiene que ser, y me quedo con el buen rollo que hubo entre la familia de Mr. A y la mía, entre sus amigos y los míos, que bailaron, bebieron y rieron hasta muy tarde. Me quedo también con la tranquilidad y serenidad que me acompañó desde que me levanté hasta que me acosté 24 horas más tarde. Nunca he estado tan tranquila, tan segura, y tan feliz a la vez. Y aunque no suelo compartir aquí fotos ni vídeos personales, os voy a dejar con el tráiler de la boda.
Despido 2011 con este post y sólo pido que 2012 sea para mí y los míos tan maravilloso como lo ha sido 2011. Si es así prometo a cambio actualizar el blog con más frecuencia y diversidad de temas, pues mi nueva vida ya no me lleva a descubrir rincones del mundo, pero sigue despertando curiosidad por cientos de cosas y temas.
Hasta pronto.
Puede que sea la tranquila compañía que nos brinda el abuelo de Mr A, o tener a uno de sus gatos a mi lado. El otro ha muerto hace unas semanas, un dramón de esos de abuelos que viven solos con sus animalillos. Vodkita perrita fiel, que era como llamaban los niños a nuestra perra Vodka, también murió hace unos meses, con 17 añazos. La pobre se murió de vieja, se fue apagando poco a poco y tuvo la muerte más dulce: se durmió una noche y ya no despertó.
El perro de Mr. A también tiene 17 años y casi más mérito porque es un labrador, mucho más grande que nuestra Vodka, y está un poco cojo desde hace más de un año. El otro día se aventuró a descubrir el jardín de unos vecinos, no sabemos cómo consiguió llegar hasta allí, y quiso la casualidad que la verja de la piscina estuviese abierta. El pobre Duke, que así se llama el labrador, se cayó a la piscina, en pleno invierno, medio cojo y viejo, con la buena suerte que la vecina andaba por allí y casi milagrosamente consiguió sacarle. Dice la madre de Mr. A que el desdichado intentaba suicidarse, pero no le dejan ni morirse. Pobre Duke, no sé si será verdad, lo que sé es que hay un mono, el tarsero, que parece ser el único animal que efectivamente se suicida. Son monitos diminutos, de Filipinas, y sufren tanto estrés que se dan cabezazos con los troncos de los árboles para suicidarse. Juro que no me lo estoy inventando.
Así que unos se van, otros lo intentan, y otros llegan. Por un lado está la preciosa Valeria, mi sobrina que hoy cumple 2 meses de vida. Nunca imaginé que se pueda querer tanto a alguien. Decía el otro día, y espero que no se me malinterprete, que el amor por las generaciones más jóvenes es completamente distinto al que sentimos por quienes son mayores que nosotros. Por supuesto adoro a mis padres, y adoraba a mis abuelos, pero el amor que siento por Valeria es tan distinto, tan protector. Ahora entiendo porque los padres siempre se preocupan. “Ten cuidado” “no hagas esto” “te vas a hacer daño”, y es que no hay pensamiento más terrible que el que le ocurra algo a esta niña. Yo daría por Valeria una pierna, creo que incluso las dos. ¿Qué será entonces tener hijos? Dice mi hermana que aún cuando Valeria no la deja dormir ella solo quiere comérsela a besos. Eso es amor. Mi hermana hasta hace unos meses adoraba dormir por encima de todas las cosas, ya no. Y menos mal, porque no va a volver a dormir hasta que se jubile. Primero los niños serán pequeños y después adolescentes y eso seguro que le quita el sueño a cualquier madre.
Hablando de madres, una de mis mejores amigas lo fue hace algo más de un año, y volverá a serlo pronto. La vida pasa rápido, me parece increíble que su pequeño Nico haya cumplido el año ya, aún más increíble es que haya otro peque de camino. Cuánta alegría traen estos enanos. No sé por qué antes se decía que los niños vienen con un pan debajo del brazo, yo diría que traen un saco lleno de sonrisas, y las van compartiendo con todos aquellos que conocen.
Mi sobrina Nathalie, que ahora tiene 20 meses, se ha convertido en una pequeñaja linda, graciosa y divertida. Acabamos de pasar una semana en su casa, con su familia, y no ha habido comida ni cena en que ella no fuese el centro de todas las miradas, de todos los cumplidos, de todas las sonrisas. Qué lindura. Veréis cuando Valeria empiece a hacer monerías, a más de uno se nos va a caer la baba más de lo que se nos cae ya.
Nathalie y mi prima Elena fueron las niñas que nos llevaron las arras en la boda. Bueno, Nathalie lo intentó pero con 18 meses la pobre hizo lo que pudo. Elena ya tenía experiencia y lo bordó. Con sus 6 años es una caja llena de ternura y de cariño, con una buena dosis de maldad divertida. Elena, que se hizo famosa en el pasado por frases tipo “quiero tanto a ese bebé, tanto tanto, que me apetece pegarle” resulta que está enamorada de Valeria y le ha preguntado a su mamá si se la pueden quedar ellos y que mi hermana tenga otra y así todos contentos.
Mr. A y yo llevamos casados casi 4 meses y la verdad es que no ha cambiado casi nada en nuestras vidas. Bueno sí, nos hemos mudado a la playa, ¿por qué vivir en Madrid si los dos trabajamos desde casa? En Madrid vivíamos en un apartamento diminuto y ahora tenemos un piso enorme con vistas al mar, casi por el mismo precio. Como de momento somos felices siendo simplemente tíos, hemos decidido agrandar la familia adoptando un perro, pues tenemos el resto de nuestras vidas por delante para tener hijos.
La boda fue como un sueño, pasó en un abrir y cerrar de ojos, y todo, absolutamente todo, salió fenomenal, o al menos así lo recuerdo yo. Ese fue un día inolvidable, como tiene que ser, y me quedo con el buen rollo que hubo entre la familia de Mr. A y la mía, entre sus amigos y los míos, que bailaron, bebieron y rieron hasta muy tarde. Me quedo también con la tranquilidad y serenidad que me acompañó desde que me levanté hasta que me acosté 24 horas más tarde. Nunca he estado tan tranquila, tan segura, y tan feliz a la vez. Y aunque no suelo compartir aquí fotos ni vídeos personales, os voy a dejar con el tráiler de la boda.
Despido 2011 con este post y sólo pido que 2012 sea para mí y los míos tan maravilloso como lo ha sido 2011. Si es así prometo a cambio actualizar el blog con más frecuencia y diversidad de temas, pues mi nueva vida ya no me lleva a descubrir rincones del mundo, pero sigue despertando curiosidad por cientos de cosas y temas.
Hasta pronto.
2 comentarios:
acabo de leer tu último blog, Elfa, y como soy tu madre no he parado de llorar y sigo llorando.
Te quiero,
Veo que sientes fuertemente la llamada de la selva!!!!
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