miércoles, 16 de abril de 2008

La Amistad

Leía el otro día sobre la Amistad, y me emocioné. Últimamente echo de menos a mis amigos. Me da miedo que piensen que soy la peor amiga del mundo, porque nunca estoy. No estoy para celebrar cumpleaños, ni para ir al cine. No puedo ir a cenar, ni preparar fajitas en casa de mis padres. Ya no hay “mis padres no están este finde, os venís a la piscina, cenar, dormir?”. Sin embargo, en todos estos años que he pasado lejos, nunca me he sentido tan cerca como ahora.

Es cierto que la mayoría de los que fueron mis amigos ya no están en mi vida, tal vez porque yo no supe estar en las suyas. La amistad es cosa de dos, cuando uno lo hace todo, se acaba quemando. Pero los que sí están, quienes sí estáis, quiero que sigáis. Me da vida pensar en vosotros, y hacer planes imaginarios para el fin de semana, aunque sé que el fin de semana no llegará hasta agosto o septiembre, cuando vuelva a estar en casa. Y cuando hago esos planes, echo de menos los reales.


Echo de menos sentarme en el césped del parque del oeste, de noche, mi coche y tu coche cerquita, y charlar, callar, soñar, divagar, disfrutar simplemente de tenerte a mi lado, para lo bueno y para lo malo. Echo de menos que me digas que soy mágica, porque cuando estoy contigo así lo siento. Echo de menos ver los Madrid-Barcelona juntos. Un par de años no te tuve y cuando volviste a mi vida supe que esta vez te quedabas. Echo de menos tus abrazos.


Echo de menos esa casita con dos gatos y vistas. Los enfados que me duran cinco minutos porque una vez más me toca conducir hasta el centro, buscar aparcamiento, conducir de vuelta por la noche…. Porque a veces creo que es porque no tienes coche, porque vives en la línea gris y como muchos otros te parece que todo lo que está fuera está demasiado lejos. Y después me doy cuenta de que tienes razón, qué hacemos si vienes tú a mi zona, sentarnos en mi casa? Echo de menos ese amargo sentimiento cada vez que entro en tu casa y veo que ha pasado un año más y mi lámina de Klimt sigue sin estar ahí, pero está el cuadro de chocolate. Echo de menos las cartas, los diccionarios en la mesa que nos explican la diferencia entre un puente y un viaducto cuando nos da por preguntárnoslo. Echo de menos tu cocina pequeñita y tu casita tan limpia y siempre acogedora.


Echo de menos a esa amiga que se convirtió de la noche a la mañana en la amiga de Sophie, para después pasar a ser nuestra amiga. Echo de menos tu manía por la uñas cortas (porque si no te dan grima), tu piel blanca y manos temblorosas. Echo de menos descolgar el teléfono y oír tu voz, o llamar a tu casa –ese número con tantos 4- y hablar con tu mami unos minutos.


Echo de menos a quien fue mi mejor amiga, con quien compartí todos esos años de cole, de uniforme -falda corta, jersey rojo-. Las miles de horas de ruta, los amores de quinceañeras, los cabreos con nuestros padres, el parque, tu familia, el suelo de mármol, la casa que debería estar en la playa y no en Madrid. Los gatos. Los mil y un gatos. Tu abuela Pilar.


Echo de menos a la niña más buena que conozco, la mejor amiga del mundo, aunque nunca hemos hecho mil planes juntas, nunca hemos ido de compras, nunca salimos a cenar solas, ni nos llamamos todos los días. Echo de menos compartir bus a las 7 de la mañana hasta Princesa, tanto como echo de menos a tu papi en el Punto preguntándome por mis notas! Echo de menos las visitas después de misa, simplemente porque sí, porque me quieres y yo te quiero.


Echo de menos a esa linda andaluza que me dio vida en Pensilvania. Echo de menos nuestros viajes por el país: Chicago, Nueva York, DC, Puerto Rico... Echo de menos nuestras teorías sobre las calorías, las promesas que nos hacíamos sobre el gimnasio, comer menos, beber menos…. Echo de menos lo fácil que era la vida entonces, y lo difícil que la veíamos. Echo de menos que ella estuviese siempre ahí para mi y yo para ella, pero no porque ya no lo estamos, sino porque ahora ya no lo necesitamos de esa forma. Echo de menos su risa y sus ojos brillantes.


Echo de menos a mis primos, que son los mejores. Echo de menos pasar a la casa de al lado -“mamá me voy al lado, vuelvo en un rato”- y dejar que el tiempo vuele, hablando de nada y de todo. Echo de menos soñar en voz alta con mis primos, hacer planes imposibles. Echo de menos imaginar una urbanización en la que sólo viviríamos nosotros. Echo de menos pensar “por qué no nos vamos a Sela ahora?”, e ir! Echo de menos reírme con ellos.


Echo de menos a mis hermanas, porque ellas me dan la vida. Echo de menos hacer las paces con una sonrisa (pero NO echo de menos pelear). Echo de menos mi pisito favorito de Madrid, con esa terraza grande, plantitas, un gato de vez en cuando, rodeada de tejaditos, la habitación arriba. Echo de menos a ese rubito que no me robó a mi hermana, sino que se convirtió en un hermano. Echo de menos a quien consiguió que mi hermana se centrase y descubriese lo que le gusta y le interesa, para llegar a hacerlo y disfrutarlo, con él siempre a su lado apoyándola. Echo de menos dormir con ellas, y pasar horas charlando cuando deberíamos estar durmiendo. Echo de menos la tercera cama que mamá quitó hace años porque dos ya no estamos mucho por ahí. Echo de menos saber que pase lo que pase, siempre estaremos las unas para las otras.


Echo de menos a Vodka, y a todos aquellos que saben quién es. Echo de menos a muchos, pero esos quedan para otro día. Hoy quienes contáis sois vosotros.

9 comentarios:

Nayra dijo...

Echo de menos ir a tu casa, porque en los últimos años he ido cada vez más, sobre todo en verano. Echo de menos el contraste del calor de fuera con el fresquito de tu cocina grande y de tu salón en el que jugaba con los muñequitos de imán. Tirarme en el césped y decirte que tu casa me recuerda a la de mis padres. Echo de menos jugar con Vodka y agarrarla para que no se tire al agua. Echo de menos que tu hermana me pinte las uñas -quizás fue eso lo que leíste sobre la amistad?- y que nos saquemos fotos. Echo mucho mucho de menos los diez días en Castellón las dos junto a Yera, fuimos el trío perfecto y lo recuerdo como uno de los mejores viajes de mi vida, sí, de mi vida. Echo de menos salir juntas de clase y quedarnos hasta tarde e ir a La Cocina y al San Lorenzo. Echo de menos tu Polo y tu música que no era la mía; echo de menos oír los RHCP en él, que era lo que nos gustaba a las dos. Echo de menos que subas a mi casa y tu mochila azul de benetton o tu bolso negro que nunca me gustó sobre mi sofá también azul.
Echo de menos tu anillo de turquesa y lo pesada que te pones cuando te ves algo de plata en la piel ("Me queda fatal").
Y echo de menos la cara que pondrás cuando entres en mi habitación...

la elfa dijo...

Ese tambien fue uno de los mejores viajes de mi vida, y os echo de menos a los dos. Echo de menos todas y cada una de las cosas que enumeras. Y si, me emocionaste tu...

Volver dijo...

Echo de menos tu sonrisa. Y tu cara recién levantada, con el pelo en la cara camino de clase. Echo de menos tus sudaderas y como aprendí, que no siempre hay que utilizar paraguas. Echo de menos tus ideas, tus charlas y como te pones cuando las cosas no salen bien. Echo de menos nuestras quesadillas y pizzas a las 12 de la mañana, prometiendo que nunca mas lo vamos a hacer. Echo de menos tus ánimos el día después de vestirnos de cíngaras cuando no quería volver a salir al mundo. Echo de menos tus ojos cuando recibiste ese ramo de flores el día de tu cumple (que no el día de San Valentín). Echo de menos todas las palabras que me decías para hacerme reír, emocionarme o hacerme soñar. Echo de menos tu letra en notas en mi puerta en la pizarra de la biblio cuando no me encontrabas. Echo de menos todos esos recuerdos y sensaciones que me acabas de provocar en una gris tarde, en una gris oficina… (te quiero taquito)

Anónimo dijo...

Bueno, como veo que para escribir sobre este post hay que ponerse sensibles voy a intentar superaros... y creo que lo merezco porque al fin y al cabo soy la única hermana melliza que tienes, porque soy la única que te conoce desde siete meses antes de nacer, porque soy la única que te ponía un pie en la cara para intentar salir antes que tú, porque soy la única que ha convivido contigo desde el primer día, viajando en la misma incubadora de un hospital a otro (quién puede decir que haya compartido contigo un espacio tan pequeño como una tripa o una incubadora durante tanto tiempo?), porque soy la única que habla sola por las noches al meterse en la cama creyendo que aún sigues ahí al lado, porque soy la única que ya no discute contigo cada cinco minutos para arreglarse treinta segundos después (de esto sólo echo de menos la segunda parte), porque soy la única que sabe lo que te pasa casi antes de que lo sepas tú, porque soy la única con la que pagas el desenamorarte y no saber como afrontarlo.
Porque no hay un día que no piense que me has dejado de hija única cuando somos cuatro hermanos, porque nadie más sube a tu habitación a mirar tu corcho o a sentarse en el sofá para recordarte, porque nadie más echa de menos mirarte a los ojos para saber de qué color los tiene ese día.
Y un largo etcétera de porques...

Te quiero twin.

la elfa dijo...

Soph, tu si que me has hecho llorar, y las razones sobran. Mil gracias, por estar ahi, en lo bueno y en lo malo. Te quiero.
Tu twin

Anónimo dijo...

Joder helen! me he emocionado con tu blog!!!esto no se hace....estoy en medio del curro y me he tenido q tapar con el pelo. Ultimamente estoy mas sensible que de costumbre, echo de menos un monton, y eso que yo estoy aqui al lado, pero no es lo mismo. Esta semana he estado sonando con toda la family hasta con sela!!! y cuando me despierto pienso....donde estoy?? que hago aqui??? me quiero ir a casa......y no os penseis que lo paso mal, en el fondo estoy encantada viviendo con gasta y en Londres. Estoy super enamorada y me encanta mi nueva vida, pero me cuesta pensar que todo ha cambiado y que ya nunca voy a volver a mi vida de antes!

la elfa dijo...

Carmeli, que de recuerdos, que de cosas que nadie mas ha compartido con nosotras, que linda nuestra amistad. Te quiero takito!

cándida palidez dijo...

Gracias por hacerme llorar, por recordarme, por emocionarme, por hacerme rememorar escenas divertidas del pasado. Gracias por iluminar una lucecita dentro de mi, que se ilumina sólo en días especiales como cuando recibo una postal tuya que me abre un mundo de imaginación y sueños por realizar. Gracias por salvarme en el Pino, por hacerme un año más fácil por compartir conmigo las notitas que al principio eran para ti y que al final eran para las dos, gracias por apoyarme en momentos duros. Gracias por prestarme a Sophie para que fuera mi apoyo en Comillas. Gracias por haber hecho esa línea que separaba tu mitad del pupitre de la mía porque en ese momento supe que seríamos amigas para siempre.
Me gustaría tenerte cerquita pronto, conocer a “Beckham”, escucharte farfullar cuando discutes con Sophie, y reír mientras nos cuentas historias divertidas sobre tíos coñazo, ver tus ojos de mil colores que no encuentro en nadie más, ni siquiera en tu hermana, escuchar tu hola! al teléfono de casa y decirte niña! A que hora quedamos?

Kyton Sala dijo...

Un post muy bonito.
El comentario de Sophie me ha hecho tener que bajar la mirada para que mi jefe no se diera cuenta. Desde luego esto no se puede leer en el trabajo...

Un abrazo muy fuerte.

Rafael

Pd- ¿También echas de menos los mega-ronquidos de Vodky?