martes, 8 de abril de 2008

Hay vida después de Internet?

El otro día caí por casualidad en un artículo que propone 10 formas en que Internet puede morir/desaparecer/transformarse repentinamente. El artículo deja mucho que desear, sin embargo he de reconocer que me planteé cómo me afectaría tal cambio.

Yo soy de las que duerme con la PDA debajo de la almohada conectada al wireless por si llega algún email en mitad de la noche (como Madonna). Creo que todos sabemos que leer emails en mitad de la noche no es vital para mí ni personal ni profesionalmente. Sin embargo, estoy tan enganchada que no me planteo si quiera desconectar cuando duermo –ni el teléfono ni internet-. El pobre que comparte cama conmigo no lo entiende. No entiende por qué según entramos en un edificio, ya sea una oficina, un restaurante o un aeropuerto, lo primero que hago es ver si hay un wireless al que engancharme, no entiende por qué necesito chequear mi email en los atascos...


Y aunque reconozco que esta adicción es un poco extrema, es cierto que cuando miro a mi alrededor sólo veo a gente enganchada a sus gadgets, ya sea la PDA, el ipod, el móvil...


Así que me he puesto a pensar… cuánto tardaría en darme cuenta de que Internet ha desaparecido? Un día normal lo primero que hago es abrir la bandeja de entrada de mis dos cuentas de email principales, al de trabajo y la personal, al mismo tiempo leo el periódico en versión digital (la excusa es que al estar lejos de casa me es difícil encontrar la prensa que me interesa en papel. Pero aún cuando estoy en Madrid le echo un vistazo a la versión impresa, y el resto del día dependo de Internet.). Ok, aquí me doy cuenta de que algo no funciona, y sin duda pienso que es mi ordenador. Reinicio. Nada. Culpo al router. Lo reinicio. Nada. Será el proveedor de la conexión? Sí, seguro que es eso.


No hay problema, para eso tengo una PDA con conexión inalámbrica y GPRS. Tampoco funciona. Aquí ya la historia empieza a estresarme. Trabajar sin Internet es difícil, no hay emails, olvídate de buscar información sobre empresas, entrevistados, noticias del día… habrá que volver a consultar hemerotecas, bibliotecas, fichar a un periodista local? Uf…. Me da miedo pensarlo.


Pero cómo afectaría a mi vida personal? Cómo me comunicaría con amigos y familia? Ni email, ni Messenger, ni Skype… nada! El teléfono es una opción claro, pero qué caras son las llamadas internacionales, y eso si tengo los números…. Cómo mantener el contacto con aquellos que están muy lejos y de quienes no tengo ni tan siquiera el número?


Si mañana desaparece Internet, juro volver a meterme en la cama y no levantarme hasta que lo reinventen. Me dará miedo enfrentarme a una nueva vida, que en realidad sería como volver atrás 10 años, simplemente 10 años… y ya no sabemos vivir sin Internet.


Bendito Internet.

4 comentarios:

Nayra dijo...

Benditas comunicaciones, benditas redes que nos enganchan, que nos enredan y hacen que no nos perdamos. Esta es otra manera de entender el mundo. Llevo todo el santo día chateando con una chica que no conozco y que ha aparecido en mi blog (y me temo que en mi vida), a ti te parece normal?
Me ha encantado tu final de dos palabras, en plan Amén (que es sólo una), me ha recordado a los finales de mis posts, jajaja.
Muac. Tu Nay

Anónimo dijo...

H, Nay, os dais cuenta de que nosotras, nuestra generación, en realidad hemos vivido una vida más parecida a la de los niños de ahora (que cuando les preguntas por sus aficiones contestan: la play, la tele y el messenger)que a la de, por ejemplo, mi pareja?
Nosotras no concebimos la idea de estudiar una carrera sin internet, hacer un trabajo sin google, planear un viaje sin las webs de las compañías, comprar entradas de cine sin ver los asientos en una pantalla etc. (y eso por hablar sólo de internet).
A veces me da rabia hacer parte de esta generación de las nuevas tecnologías; la última vez ha sido al sentirme identifcada con la descripción de tu post...
Besos para ambas, Sophos.

Nayra dijo...

Estoy de acuerdo, de hecho, el cambio se dio justo cuando estábamos en BUP. Entonces, algunos del cole tenían ordenador, otros no, y se notaba a la hora de hacer un trabajo: yo empecé a ir a la oficina de mis padres para no quedarme atrás con la enciclopedia de casa. En la universidad, en primero, la profesora de Historia me rechazó un trabajo por no hacerlo en pc...
Esos fueron los años. Ahora me pregunto cómo se las apañaban los periodistas hace 15 años... A mí me gusta haber estado en ese límite, la adolescencia sin tecnología (mi primer móvil fue con 18) y la vida laboral simplificada por estos trastos.
Muchos besos, esperamos tu blog...

Anónimo dijo...

Nay, completamente de acuerdo, nuestra generación está en la frontera entre unos y otros y eso nos hace tener lo bueno de cada una: apreciar los cambios a mejor pero no sentirnos perdidas entre tantas "moderneces".
Besos