viernes, 26 de marzo de 2010

La hora del planeta

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lunes, 15 de marzo de 2010

Oda al cursor

Folio en blanco.

Cursor parpadeando, insaciable, incorruptible, invariable.

Es como un amigo que te espera porque una vez más llegas tarde, y mueve el pie con algo de irritación, mientras ve pasar el tiempo y te espera.

El cursor es igual. Parece que pierde la paciencia, pero no la compostura; siempre recto, erguido, orgulloso, como diciendo aquí estoy yo, esperándote.

Espera que escribas una frase cojonuda, una que merezca la pena. Esa frase que no borrarás después de releerla. Esa que llegará a ser publicada, que será leída por alguien más.

Y te presiona, con su constante parpadeo, una vez más como el pie impaciente dando contra el suelo. ¿Llega la frase o no llega?

Y es que el cursor no tiene la opción de largarse, tiene que esperarte, darte tiempo si es necesario. Es su invariable misión, estar ahí. Para ti. ¿O es pese a ti?

Cuanto más lo miras más te ofusca.

Parpadea.

Ahora está ahí, ahora no, como esa idea que tenías antes de ponerte a mirarlo.

Y él sigue ahí, ansioso, voraz, incansable.

Está hoy y estará mañana, esperándote. Provocador, desafiante.

Pero es también quien te acompaña en noches de soledad. Siempre a la espera, en guardia. 

Siempre fiel. 


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viernes, 12 de marzo de 2010

Menudo invierno...!

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jueves, 4 de marzo de 2010

McCourt: irónico, brillante, humano




Acabo de leer las tres novelas de Frank McCourt, empezando por la tercera -Teacher Man- sin saber que compartía autor con Las Cenizas de Ángela. No he escrito aquí nunca sobre lectura y puede parecer que no leo a menudo, aunque eso poco importa. Adoro leer desde la infancia y pocos autores me han tocado tanto como McCourt. Libros importantes en mi vida hay muchos y muy diversos, pero autores como tal, pocos.

La obra de McCourt por supuesto es autobiográfica y eso siempre hace el lazo con el lector más fuerte, pero es su estilo el que me llena por completo. Sin duda leerle en versión original es una maravilla, ya que juega con el lenguaje, con las palabras, incluso con los acentos de las personas, pero reconozco que es una lectura dura porque usa el irlandés, así que si le habéis dado una oportunidad a la traducción al castellano, ¡por favor contádmelo!

Aun siendo Las Cenizas de Ángela un auténtico drama, él nos lo cuenta visto desde los ojos de Frankie (en realidad me cuesta escribir McCourt o Frank, después de leerle él es Frankie y tiene 5 años en la imagen que mi mente dibuja). No narra lo ocurrido con rencor, ni con tristeza. Frankie adora a su padre y nos lo presenta como tal, no es Frank McCourt a los 60 juzgando a su padre. Eres tú, lector y adulto, quien decide juzgar.

La historia de McCourt leída en orden correcto empieza con su infancia y adolescencia entre América e Irlanda en Las Cenizas de Ángela. Le sigue 'Tis (es el Irlandés para It is, o Lo es) con su juventud en América y finalmente Teacher Man, su vida como profesor.

‘Tis nos muestra a un Frank más maduro, ha crecido y se lanza a la aventura, a por el sueño americano, y ahora ya con 18 años empezamos a verle un poco más resentido, algo agrio de vez en cuando, pero sin dejar que eso le afecte del todo, dominando casi siempre esas voces oscuras en su cabeza.

Teacher Man, como decía, fue mi primer contacto con la vida de McCourt. El abuelo de Mr A puso el libro en mis manos recomendándomelo enfurecidamente, aunque no lo había leído él sino su mujer. Reconozco que de primeras me gustó pero no me enganchó y leía un poco ahora, otro poco luego. El libro, en realidad los tres, se divide en una serie de viñetas que narran recuerdos, anécdotas, historias concretas, y que una detrás de otra van formando capítulos, etapas. Y las páginas se deslizan suavemente ante tus ojos y te acercan a un McCourt irónico, brillante, humano.

No quiero desvelar aquí más de lo que debiera y por eso simplemente os recomiendo leer a McCourt, ya sea Frank o Frankie, en cualquiera de sus etapas. Pero cuidado, ¡engancha! y por desgracia no hay más novelas de Mc Court, y por mucho que algunos lo deseemos, no va a seguir escribiendo para nosotros. Frank murió en verano de 2009.

Una advertencia final, se le coge cariño, mucho. En mi caso ha pasado a hacer parte de mi colectivo de amigos invisibles, esos que me acompañaron en una novela y decidieron quedarse en mi mente para acompañarme el resto de la vida. ¡Gracias Frankie!
  
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miércoles, 3 de marzo de 2010

Y en las oficinas de la SGAE escuchan la radio?

Tengo un par de posts metidos en el horno -en sentido figurado, claro está- como si de bollos se tratase, y los sacaré cuando estén listos. De momento, y para ir haciendo boca, os dejo aquí un vídeo que algunos ya conoceréis, pero que gustará. 

Se lo dedicamos a los de la SGAE.




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