jueves, 8 de abril de 2010

Por fin es Primavera

El otro día me desperté muy pronto, la luz del sol que se colaba por las ventanas era más intensa que otros días, su calidez más punzante. Tras el largo invierno, al cual ya no estoy acostumbrada porque he pasado tres años sin uno, llega por fin la primavera. Y me sorprendió por completo.


No sé cuánto durará, supongo que poco, parece como si las estaciones templadas estuviesen desapareciendo para dejarnos sólo con el frío invierno y el avasallador verano, ambos cada vez más extremos, más duros.


Como decía, tal vez sea corta, tal vez sólo sea un cebo para que hagamos cambio de armario y saquemos la ropa más fresquita y más alegre del armario, y en un par de semanas tal vez el frío volverá. Tal vez. Razón de más para aprovechar.


Y es que la primavera es mi estación preferida. Me gusta porque los días empiezan a hacerse largos y no son del todo calientes, sólo templados. Las noches -como las mañanas- todavía son frias y me gusta esa sensación de frescura, que es casi una elección que tomo libremente, no llevo chaqueta o simplemente salgo con una camisetilla veraniega debajo de la cazadora. La diferencia de temperatura entre el día y la noche suele ser más pronunciada, e invariablemente me recuerda al desierto.


Me gusta caminar descalza todo el año, pero no hay sentimiento que se asemeje al de pisar la hierba húmeda y fria por el rocío que la cubre en las mañanas primaverales. Me pone la piel de gallina, tanto por el fresquito de lo que piso, como por el placer que me proporciona.


Además, en primavera huele bien y los colores de esta estación no pueden compararse ni con los del otoño, bastante más modesto en olores y texturas y con una paleta más pobre y sosa. 


En primavera sabes qué día hace hoy pero no tienes ni idea de qué pasará mañana, lo mismo hace calor que llueve, y este sinsentido me agrada cuando el tiempo me sorprende para bien, y aveces cuando lo hace para mal.


Y es que muchas veces olvidamos lo maravilloso de estos meses, esperando con ansia ahora la llegada del verano, olvidando que su calor será aplastante e incómodo.


La primavera ha llegado. ¡Por fin!



*Fotos tomadas en Longwood Gardens y en las calles de West Chester, Pensilvania.
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